Si parece un pato, nada como un pato, y grazna como un pato, puede no ser un pato, sino otro animal modificado genéticamente para asemejarse a un pato. Este lunes conocimos a Romulus y Remus, presentados en sociedad como “los dos primeros lobos gigantes en más de 10.000 años”. La potente empresa biotecnológica Colossal, que hace un mes mostró unos ratones lanudos con genética de mamut, aseguraba en el encabezado de su email para la prensa: “Los primeros animales desextinguidos ya están aquí”. Pero estrictamente hablando ni son lobos gigantes ni representan la primera especie en resucitar. Y eso no quita un ápice de interés al logro ni lo hace menos revolucionario: es probable que esta misma empresa nos va a permitir volver a ver dodos y tilacinos. La ciencia que hay detrás es de gran calidad, con científicos de primer orden como George Church y Beth Shapiro, pero la valoración de la empresa depende de seguir administrando con audacia estos golpes mediáticos.“Lo que han conseguido es muy arriesgado y lo han hecho de forma muy exitosa: me quito el sombrero, porque han resuelto problemas muy complejos”, reconoce el genetista del CSIC Lluís Montoliu, que en su faceta de experto en bioética se plantea: “Lo que hace Colossal ya es entre sorprendente y preocupante: cuál es la razón de ser de crear estos animales, ¿tener un zoológico de criaturas imposibles?”.¿Qué es lo que ha logrado ahora Colossal?De momento, sabemos lo que ha contado en sendos reportajes en New Yorker y Time. Porque este logro no se ha publicado en una revista científica, la prueba del algodón de la ciencia bien hecha. Al menos, con los ratones lanudos la ciencia tenía un estudio publicado sin revisar en un repositorio. Según el relato de Colossal, tras extraer ADN antiguo de un diente de hace 13.000 años hallado en Ohio y un hueso del oído interno de hace 72.000 años de Idaho, se obtuvo el 91% de su genoma. Lo compararon con el del lobo común, que resultó ser un 99,5% similar, e identificaron 20 diferencias clave en 14 genes determinantes en el aspecto característicos de estos depredadores que se extinguieron hace 10.000 años. Editaron células de lobo común para modificar esos 14 genes y los implantaron en óvulos de perras, que gestarían a los animales. De los primeros 45 embriones, solo estos 2 llegaron a término (ahora hay una tercera, Khaleesi). A los seis meses, ya miden 1,20 metros y pesan 80 kilos, aunque se espera que lleguen a los 150.Esta foto sin fecha proporcionada por Colossal Biosciences muestra dos cachorros que fueron diseñados genéticamente con similitudes con el lobo gigante.AP¿Son lobos gigantes?Serán tan grandes como un lobo gigante, tendrán su mandíbula y su cabeza robusta, su pelaje blanco, su musculatura más desarrollada y sus aullidos, pero no son un pato. Solo son lobos normales manipulados genéticamente en los puntos clave para parecerse a los espectaculares carnívoros de Juego de Tronos. “No es posible traer de vuelta algo exactamente tal y como era”, explica Shapiro, jefa científica de la empresa, en el reportaje del New Yorker. Y aclara que han conseguido lo que querían: “Hemos logrado crear el fenotipo de un lobo gigante”. Un fenotipo es el conjunto de rasgos visibles de un ser vivo, como su aspecto, su tamaño, su color o su comportamiento, que surgen de sus genes y su entorno. Eso es a lo que aspira Colossal: a crear animales que parecen mamuts, tilacinos o dodos. Y por eso se habla de que no conseguirán mamuts, sino mamufantes: elefantes lanudos y con gigantescos colmillos. “El objetivo principal no es hacer fotocopias perfectas, sino hacer híbridos, diversos y selectivos, con ADN moderno, antiguo y sintético”, explicaba Church a EL PAÍS hace tiempo.¿Por qué lobos gigantes?La especie tiene todo lo que necesita Colossal para avanzar en sus investigaciones a la vez que logran epatar al público. Ben Lamm, el jefe de la empresa, tuiteó una foto con los lobos como si fueran los huargos de Juego de Tronos. Es tan estratégico como mediático, al garantizar unas fotos y vídeos espectaculares. Encaja en la narrativa de la megafauna carismática, como los dientes de sable. Su genoma es más accesible que el de otros animales más lejanos en el tiempo. Cuenta con un pariente cercano, o animal similar, que permite servir de lienzo sobre el que dar las pinceladas genéticas que le den su aspecto. Incluso, según la ambición de la empresa, podría contar con un ecosistema actual parecido al que existía cuando desapareció.Tres ratones creados por científicos de la empresa Colossal con el pelaje característico.Colossal¿Son la primera especie en desextinguirse?No. Primero, porque no son lobos gigantes en sentido estricto. Y además no sería el primer caso. La ciencia española fue pionera mundial en esto: el 30 de julio de 2003 se resucitó por primera vez una especie extinguida, el bucardo. Técnicos de la administración aragonesa lograron clonar a Celia, la última de su especie de cabras monteses, que se había extinguido por completo cuando ella murió en enero de 2000, tras décadas de sobrecaza. Unos meses antes de su muerte, la habían capturado para tomarle muestras de ADN. Usando la tecnología que permitió clonar unos años a la oveja Dolly, clonaron a Celia. El procedimiento, muy complejo, no salió bien del todo: la nueva Celia llegó a nacer, pero una malformación en los pulmones la ahogó antes de llegar a los 10 minutos de vida.¿Cuáles serán las próximas criaturas?Beth Shapiro es la jefa científica de Colossal y, como experta en rescatar ADN antiguo de distintas especies, es conocida por secuenciar por primera vez el genoma del dodo, así que sin duda es uno de los objetivos más firmes. El dodo volvería de la mano de la paloma de Nicobar y quizá el ganso. El proyecto para resucitar al tilacino o tigre de Tasmania, legendario marsupial de Australia, también está en camino: Colossal también tiene en plantilla a Andrew Pask, profesor de la Universidad de Melbourne que lleva años tras ese sueño. El tilacino contará como lienzo genético con el dunnart, un marsupial ratón. También están en cartera la paloma migratoria, el perezoso terrestre, el diente de sable…Momento en que sedan a ‘Celia’, el último bucardo, para tomar muestras cuando todavía vivía, en 1999.Parque Nacional de Ordesa y Monte PerdidoY por supuesto, el mamut. Es el Santo Grial de George Church y para eso se crearon los ratones lanudos, para demostrar que se puede poner pelo de mamut a otra especie. Su plan es tener un nacimiento en 2028, algo que otros especialistas ven prácticamente inalcanzable. Aunque Shapiro fue escéptica durante años, ha fichado por la empresa y se ha convertido en una defensora de la “desextinción funcional”, siempre que tenga aplicaciones ecológicas reales. Como explicaba hace años en una conversación con EL PAÍS: “No entiendo por qué no ser 100% idéntico a una especie extinta impediría la introducción de la especie en un hábitat. Si Colossal crea un elefante que es capaz de prosperar en Siberia, eso debería ser suficiente, si la gente local quieren que eso suceda”.¿Para qué hace esto Colossal?Es una empresa valorada en más de 10.000 millones de dólares, con inversores de firmas de capital riesgo y personalidades como Thomas Tull, productor de la película Jurassic World, Paris Hilton, Peter Jackson y Chris Hemsworth. “Están al frente de la modificación genética masiva, pero generando estas criaturas como si fuera tecnología recreativa, para mantener a los accionistas interesados”, afirma Montoliu. La empresa la lanzaron el emprendedor Ben Lamm, que no se ahorra declaraciones de ciencia ficción, y el prestigioso genetista de Harvard George Church. “Todo lo que toca Church se convierte en oro”, reconoce Montoliu, que se muestra desconcertado entre la ciencia de primera clase y el circo asociados a este proyecto.El último tigre de Tasmania murió en cautiverio en 1936.TMAG Tasmanian Museum and Art GalleryLo cierto es que Colossal logra un impacto publicitario fenomenal cada cierto tiempo con sus éxitos científicos, como los ratones lanudos y estos lobos gigantes, pero detrás hay un desarrollo de biotecnología que puede proporcionar mucho rendimiento a la empresa. Por ejemplo, el proceso que llevó a los lobos se realizó mediante células progenitoras endoteliales (EPC) extraídas de la sangre de lobos vivos, evitando técnicas invasivas. También están desarrollando úteros artificiales para gestar estos animales, biobancos celulares para la conservación, una plataforma de edición genética multiespecie… Hay innumerables herramientas aplicables a la medicina humana y la biología que podrán ser patentados y comercializados para el desarrollo de tratamientos, para mejorar la reproducción asistida o para dar soluciones medioambientales. Colossal ya ha generado varias empresas derivadas, como una para la degradación de plásticos mediante microbios y otra de biología computacional con aplicaciones biomédicas.Y no solo resucitan especies, también usan sus desarrollos genéticos para mejorar la viabilidad de las especies en peligro de extinción, como aves amenazas (gracias al dodo) o el rinoceronte blanco. Además, ha clonado cuatro lobos rojos, una especie funcionalmente extinta, para la que están diseñando diversidad genética. En todos estos desarrollos se logran objetivos valiosos, pero no dejan de plantearse las dudas que formaliza Montoliu: “¿Para qué queremos desextinguir, para demostrarme que eres capaz? ¿Y por qué no resucitar neandertales? Sería éticamente inaceptable, pero no para todo el mundo”.

Ni han resucitado a los lobos gigantes, ni son la primera especie desextinguida, pero es así como volveremos a ver dodos y tilacinos | Ciencia
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