El voto joven a la extrema derecha en España no para de crecer y tiene su reflejo en la actividad asociativa de la universidad pública. Van poco a poco. Como dijo recientemente Iván Espinosa de los Monteros, exportavoz de Vox: “Hemos puesto una pica en la Complutense y volveremos”. Había sido invitado por Libertad sin Ira, una asociación de ideario muy conservador en lo social y nacionalista español, que ha echado el ancla en cinco de los seis campus públicos de Madrid. “Hemos venido para quedarnos y habrá de respetarse”, explica Eduardo Peláez, su nuevo presidente. Aunque en unas elecciones el partido que ganaría hoy según los sondeos es el de la desafección política (33%), el 24,3% de los votantes de entre 18 y 24 años se decantan por Vox en unas elecciones generales, según el barómetro de marzo del Instituto 40dB. para EL PAÍS y la Cadena SER. Les siguen el PSOE (20,9%) y el PP (7,9%).Nacen con fuerza nuevas asociaciones muy conservadoras que desbancan a las escasas que había y que hoy apenas tenían vida, y se han convertido en la cuna de la que salen las caras nuevas de PP y Vox. Los socios pagan una cuota y están abiertas a donaciones privadas. “En la universidad siempre hemos tenido estudiantes muy politizados, de un ala y de otra. Y con un cierto grado de radicalización, tanto por la izquierda como por la derecha. Pues ahora son más de derecha y menos de izquierda”, razona el profesor titular de Derecho Constitucional Joaquín Urías. “Eso es una cosa, pero por otro lado tienen auge un montón de ideas que son profundamente antidemocráticas y que antes no se veían en la universidad”, explica el investigador de la Universidad de Sevilla, que ha sido amenazado por el Sindicato Español Universitario (SEU), el brazo en la academia de la Juventud Falangista Española.“Encontramos a diario en clase alumnos que dicen que, cuando un policía detiene a un tipo, hay que pegarle una paliza, darle un tiro. Que la presunción de inocencia no vale para nada, que la religión musulmana no es como la cristiana y no debería estar permitida o que no ven un problema en que en un país se prohíba la homosexualidad”, prosigue Urías. “Y esas ideas no son constitucionalistas, digamos, no es gente de derechas. Es gente que está fuera de los valores democráticos. Y son muchísimos. Le pasa a muchas compañeras el día que toca explicar, por ejemplo, la igualdad de género. Se levanta gente en clase diciendo que son mentiras, gritando que son unas woke”.La intención de Libertad sin Ira, dice Peláez, el presidente de la organización, es “defender la libertad de expresión, la pluralidad en las aulas y la promoción de la excelencia académica en la universidad pública” por lo que no muestra un interés especial en dar el salto a las privadas, aunque entre sus más de 200 integrantes hay inscritos de la San Pablo-CEU y la Francisco de Vitoria, “la Paquito”, de los Legionarios de Cristo. En las privadas es más fácil que estas asociaciones crezcan porque se dan las condiciones ideológicas: en el Estudio de opinión pública sobre los universitarios en España, de la Fundación BBVA, los alumnos de los centros de pago se autoposicionan en el 5,8 de 10 (siendo el cero la extrema izquierda), mientras que en la pública es el 4,6. Si se engloba a todos los universitarios, se sitúan en un 4,8 cuando en 2006 era el 4,1. El viraje a la derecha es evidente.Desde la izquierda, el youtuber Infovlogger, la diputada regional de Vox Isabel Pérez Moñino, y el filósofo Miguel Ángel Quintana a la puerta de la facultad de Políticas de la Universidad Complutense este jueves.Europa Press“Lo que se ha vuelto más conservador es Somosaguas, que es donde tenemos más presencia”, opina el venezolano Marcel Mastroiani, coordinador general de Libertad sin Ira, sobre el campus de la Complutense donde nació Podemos en 2014. “En Políticas es donde la gente se siente más oprimida. Empezamos allí porque había mucha gente que se sentía sola”, explica el presidente. Su web se abre con una frase muy categórica ―”La universidad es un lugar de debate”. En aparente oposición a “la censura, adoctrinamiento y señalamiento” de la que acusan a la universidad actual―, pero en privado reconocen que la tensión ha ido amainando, salvo algún incidente aislado en Políticas, cuando el invitado es muy conocido y el encontronazo se reproduce hasta la saciedad en las redes sociales.En Políticas han protagonizado incidentes agresivos estudiantes de ultra izquierda. En la segunda visita del opositor venezolano Leopoldo López no hubo bronca, pero sí el pasado 13 de febrero, cuando cientos de jóvenes de extrema izquierda ―parte de ellos no universitarios― boicotearon un acto con Espinosa de los Monteros. “Esta facultad está firmemente comprometida con la tolerancia ideológica, la dignidad de las personas, el respeto a la diferencia, la libertad de expresión y el diálogo respetuoso, honesto y veraz”, aclaró el decanato de Políticas, cansado de estar siempre en el foco de la controversia, tras desconvocar el acto por problemas de seguridad. La asociación, a su vez, ha aplazado a abril un acto ―el decanato no lo permitió esta semana―con una diputada de Vox y el youtuber Infovlogger, que arrastra a 422.000 seguidores. Isaac Parejo, su nombre real, es célebre por cantar en los escenarios y en bucle junto a Los Meconios “Bienvenido a la resistencia. Vamos a volver al 36″, en clara alusión al golpe de Estado con el que arrancó la Guerra Civil. Enfadado con el retraso del acto, Vox montó un espectáculo a la puerta de Políticas este jueves con los que serán intervinientes entre enormes medidas de seguridad.También la excompañera de partido de Espinosa Macarena Olona sufrió el pasado 16 de marzo un escrache a la entrada de la Universidad de Granada muy polémico por la actuación policial y que finalizó con dos detenidos. La ex política de Vox había sido invitada por ReGeneración Socialista, una asociación muy minoritaria que aboga por la defensa de la “comunidad, la patria y el socialismo”. Terminó pasando por encima de las cabezas de los manifestantes.Una barrera humana ha intentado impedir que diésemos una conferencia en la Universidad de Granada. Aunque haya sido necesario saltar por los aires la conferencia se ha celebrado. Ahora voy camino del hospital y mañana presentaré una denuncia por las lesiones. Gracias a las… pic.twitter.com/ceTTVUDudI— Macarena Olona (@Macarena_Olona) March 17, 2025

Los dirigentes de Libertad Sin Ira tampoco denuncian adoctrinamiento en las aulas, pero sí recuerdan cómo, al constituirse como asociación, fueron contando su plan a los profesores, hasta que “en medio del pasillo [Juan Carlos] Monedero empezó a insultarnos”. No tienen sede, se reúnen en cualquier lugar porque piensan que los grupos de extrema izquierda la destrozarían.Si no fuera por su pulsera con la bandera de España, Peláez, que se considera “liberal” y está rodeado de amigos de izquierdas, no responde en absoluto al imaginario colectivo de un votante clásico de derechas. Lleva pendientes, corte de pelo a la moda… Cuenta que su padre, de “clase obrera” en Asturias, se “desloma” para que él curse Publicidad en Madrid. Por eso se ríe cuando les dicen “hijos de papá”. Mastroanni, que viste americana y que se autodefine como “más conservador”, se indigna: “Cuando nos llaman fascistas pienso: mis abuelos huyeron de Italia a Venezuela huyendo del fascismo. ¿Qué dices?”. Hace un mes ambos se jactaban en las redes de haber “conseguido introducir el régimen sancionador en la nueva ley de universidades [de Madrid]”. La noticia se acompañaba con una foto de Peláez y Mastroiani a la entrada de la Consejería de Educación con el director general.Libertad Sin Ira tiene sinergias con otras asociaciones, como Estudiantes con la Libertad, presidida por Pablo Arévalo y con base en Valencia pero con implantación por toda España. La integran 400 personas y nació entre preuniversitarios como respuesta a la ley Celáa. “Creíamos en unos valores más liberales dentro de la educación”, cuenta Arévalo, maestro de Inglés y hoy alumno de Administración y Empresas. El colectivo organiza actos en los campus, como contra la nueva selectividad o la amnistía, pero aspiran a influenciar en todos los ámbitos. Llegó a hablar en el Senado. Con la dana centralizaron mucha ayuda del resto de las universidades españolas recolectada por estas asociaciones de derechas.Sonrisas y gritos de libertad frente a los radicales de izquierdas que impiden ejercer la libertad de expresión… hemos puesto nuestra pica en la facultad de políticas de la Complutense! Y volveremos 💪🏻 pic.twitter.com/4ryLwzpN39— Iván Espinosa de los Monteros (@ivanedlm) February 14, 2025

El valenciano Arévalo dice que hay “mucho sectarismo” en las aulas, pero reconoce que no en su comunidad. Remite a la Complutense ―donde sus amigos de Libertad sin Ira no la perciben― y a Cataluña, donde sigue habiendo escenas violentas de grupos independentistas radicales tras el Procès, como la quema de una bandera de España el pasado febrero. “Igual que el Procés ya no es tan activo en las calles ni en las universidades, ahora muchas de estas asociaciones ya no hablan de separatismo, sino de defensa de la lengua y de los países catalanes como algo identitario”, explica Andrea Llopart, presidenta de S’ha Acabat!, surgida en 2018 como respuesta ultra nacionalista española a la ebullición del independentismo catalán. Disponen de una sede en el centro de Barcelona, “los partidos políticos cuentan con nosotros para cualquier cosa” razona, y desde hace poco también en la Pompeu Fabra. Se resistían a ser un sindicato de estudiantes, “nos abrimos a todos los jóvenes, los que no estudian, los que trabajan…”, pero ahora tienen espacio y dos representantes en el claustro de la Pompeu.El exportavoz de Vox Iván Espinosa de los Monteros con Marcel Mastronianni, secretario de Libertad sin Ira, el 13 de febrero en la facultad de Ciencias Políticas de la Complutense.“Vimos la oportunidad de entrar en las universidades, tal como hacen las demás asociaciones más de izquierdas y más pro separatismo”, sostiene Llopart. “Ese es el camino y en las siguientes elecciones nos presentaremos en todas las universidades donde tenemos representación”. Asegura que nunca han recibido subvenciones porque no se adaptan a la ideología feminista y no hacen actos 100% en catalán.“En el último año S’ha Acabat! ha crecido más que los tres o cuatro años anteriores, es decir, estamos en una expansión increíble en socios [casi 80], simpatizantes [200 en la base de datos] y presencia en universidades”, sostiene Llopart. “Los jóvenes ven que las políticas de la izquierda al final no les están ayudando y se derechizan. Ahora la derecha es la rebelde. Es ir contra un poco contra el sistema, ven que el futuro no es para nada prometedor”. Muchos son a su vez afiliados a las juventudes de PP, Vox y antes de Ciudadanos. “Es una asociación en la que estás en contacto con los partidos políticos y las instituciones y te permite, si es un deseo, formar parte de algún partido, pero tenemos una identidad totalmente independiente”, admite la presidenta. Su antecesora, Júlia Calvet, ocupa un escaño en el Parlament por Vox.El trasvase a la política no es exclusivo de S´ha Acabat. El ex presidente de Libertad Sin Ira Ignacio Dancausa es el presidente de Nuevas Generaciones del PP en Madrid y su sucesor Diego Yalez es asesor de la Fundación Neos de Jaime Mayor Oreja, ultracatólica y ultra liberal. Mientras que el actual, Peláez, aunque dice que no quiere dar el paso a la política, en febrero entregó al “presidente” Alberto Núñez Feijoo una carpeta con 50 medidas para cambiar España.En el País Vasco, pasados 13 años de la disolución de ETA, ha nacido Resistencia Norte, hermanada con Libertad Sin Ira y S´ha Acabat, en las universidades de Deusto y Mondragón, ambas privadas, y con menor presencia en la publica, “porque es meterse en la boca del lobo”, sostiene su presidente, el politólogo de origen mexicano Karlo Cantú. “Sigue siendo muy complicado. Tenemos montada la estructura y operamos, pero con más sigilo”, cuenta, “porque hemos recibido amenazas seis, siete veces”. Mantienen “muy buena relación” con Neos, la fundación de Mayor Oreja, “pero los partidos de derechas, PP y Vox, nos ven con un poco de recelo, nos quieren absorber”.“Abogamos por un patriotismo español que comprenda el centro derecha y cuestiones económicas un poco mas divergentes. Buscamos la paz, la convivencia, los valores comunes de los que cualquier país se siente orgulloso: la bandera, el himno, las Fuerzas Armadas… ”, enumera. Cantú dice que ahora es imposible “llevar la bandera rojigualda en la Universidad del País Vasco, serías el apestado de la universidad. Como se hacía antes con la bandera LGTBi”. “Respeta” la homosexualidad, pero “no que se colectivice”.Estas asociaciones radicales mantienen un discurso dentro de los márgenes de la Constitución, aunque luego puedan añadirse ideas que la cuestionan directamente, como las de Cantú con los gais. Más escorados a la derecha se sitúan otras asociaciones minoritarias y de ideología abiertamente franquista o xenófoba. Un ejemplo es el sindicato estudiantil Juventud Falangista Española, que el pasado 18 de marzo amenazó al catedrático Urías, que fue letrado del Tribunal Constitucional. La puerta de su despacho fue vandalizada con una pintada que rezaba “El Valle [de los Caídos] no se toca”, junto a la firma del sindicato y varias pegatinas con mensajes como “Dios con nosotros”. El ataque llegó tras un tuit del propio catedrático, ―”Yo también quiero que dinamiten la cruz del Valle de los Caídos”― en respuesta a otro del pseudo sindicato Hazte Oír.Agradezco a las Juventudes de Falange Española el diálogo sobre qué hacer con el Valle de los Caídos.Supongo que si defiendes ideas tan obsoletas no tienes móvil y recurres a encapuchados pintando un despacho.Aún así, me ratifico: la cruz debería ser dinamitada.Saludos. Joaquín Urías (@jpurias) March 19, 2025

Según el relato de Urías, a mañana siguiente de los hechos, durante un consejo de departamento, un estudiante presidente de una asociación ultracatólica le espetó: “Quien siembra vientos, recoge tempestades” y “los rojos fusilados fueron bien fusilados”.“Lo que me ha pasado a mí lo apoyan algunos estudiantes que se definen como de grupos más o menos constitucionalistas radicales”, asegura el profesor.Este avance de las asociaciones cercanas al PP o a Vox choca con la idea mil veces repetida de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, del adoctrinamiento en la educación superior. En noviembre afirmó que “toda la izquierda tiene colonizada la universidad pública Complutense” y volvió a las andadas este enero en la Politécnica de Madrid: “Debe ser un lugar de ciencia y no de ideología”. Mientras que Santiago Abascal, el líder de Vox, en febrero de 2024 acusó a las universidades de Salamanca, Bolonia y Harvard de convertirse en “una máquina de censura, coacción, adoctrinamiento y antisemitismo”.También las universidades son una obsesión para su alabado Donald Trump, que amenaza con retirar 400 millones a Columbia por una conducta “antisemita” (por apoyar la causa palestina y denunciar la matanza en Gaza) y las acusa de ser una factoría de comunistas. Urías es tajante: “Los alumnos están llevando a las aulas los comportamientos de las redes sociales: que la ciencia no vale para nada, que la autoridad del profesor es la misma que la de un estudiante, que los datos no son creíbles…”.

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