México sigue peleando por un mejor trato arancelario por parte de Estados Unidos. La segunda economía de América Latina respiró aliviada el pasado 2 de abril cuando Donald Trump la excluyó –junto a Canadá–, de los mal llamados aranceles recíprocos impuestos a más de 100 países. El hecho de que México no fuese incluido en este paquete de tarifas supuso una batalla ganada para el Gobierno de Claudia Sheinbaum, un punto a favor del anhelado “trato preferente” que desde el inicio de esta guerra comercial ha perseguido el país frente a su vecino país del Norte. Sin embargo, esta semana el horizonte dio un vuelco después de que el republicano concediera una pausa arancelaria de 90 días a los países afectados, excluyendo a China. Así, el tablero ha vuelto a cambiar y México aún debe lidiar con los aranceles impuestos sobre sus exportaciones fuera del TMEC, el arancel proporcional sobre sus automóviles y la tarifa sobre el acero, el aluminio y la cerveza, así como con el amago de un nuevo arancel a las autopartes, el cual entrará en vigor el próximo 3 de mayo.El Gobierno de Sheinbaum cuenta con 30 días para alcanzar un acuerdo arancelario frente a Washington. Ante el huracán impredecible que supone un negociador como Trump, la estrategia del Gobierno de Sheinbaum apunta a alcanzar un mejor acuerdo arancelario respecto a otras naciones, principalmente, en la rama automotriz. Este sector representa más del 30% del total de envíos anuales que efectúa México a Estados Unidos. De acuerdo con cálculos de las cámaras empresariales, el descuento arancelario sobre el contenido de EE UU situaría la tarifa para México en un rango del 13% al 15%, un porcentaje aún elevado si se considera que hasta antes de abril, los automóviles ensamblados en México, bajo el amparo del TMEC, no pagaban ningún arancel.Para avanzar en esta encomienda, el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, viajó esta semana a EE UU para reunirse con Howard Lutnick, secretario de Comercio de Estados Unidos, y con Jamieson Greer, representante comercial estadounidense. El funcionario declaró este viernes que su prioridad es la negociación de los aranceles automotrices, el acero y el aluminio, y en una segunda fase se abordará la revisión del TMEC. “La próxima semana habrá otras reuniones técnicas que tienen que ver con el acero y el aluminio, con los descuentos por modelo y marca de la industria automotriz. Ahí tenemos una ventaja porque tenemos la industria automotriz más integrada a Estados Unidos de todo el mundo. Y van a aplicar descuentos con ese criterio, pero hay muchos detalles importantes a resolver”, declaró Ebrard.El funcionario federal admitió que lo ideal sería que las exportaciones mexicanas estuviesen libres de aranceles, sin embargo, bajo estas nuevas circunstancias México buscará controlar los daños y quedar lo mejor posicionado posible. “Vamos a procurar ver de qué manera podemos reducir el impacto en relación con los demás países, si todos los países tienen 25% (de arancel), pero nosotros logramos un descuento que sea del 18%, 17% o 16%, pues, tienes una ventaja”, añadió Ebrard. A diferencia de otros países, México y Canadá tienen la prerrogativa de acceder a un descuento proporcional al contenido estadounidense del vehículo que logren acreditar. La rebaja supone una ventaja relativa para México, principal exportador de vehículos a EE UU, con un envío anual de tres millones de unidades y 186.000 millones de dólares en autos, motores y autopartes.En el país, una treintena de armadoras envía cada día miles de automóviles a la frontera norte y el solo anuncio de estos aranceles ya ha provocado despidos y ajustes en su producción. Las primeras en dar a conocer estos ajustes han sido Stellantis y Nissan. Los directivos de las principales armadoras en México están echando cifras sobre el impacto real que tendrá este incremento de aranceles en su producción. De acuerdo con cálculos del sector, si Estados Unidos deja de importar vehículos de México y Canadá, necesitaría construir 18 plantas nuevas y más de 50.000 millones de dólares en inversiónGuillermo Rosales, presidente de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores, explica que México tiene una ventaja arancelaria respecto a otros competidores del ramo como Alemania y Japón, quienes sí tienen un arancel del 25%. Sin embargo, advierte que al fin y al cabo es una tarifa a cubrir y supondrá un costo adicional para el consumidor estadounidense, lo que a su vez derivará en una menor demanda de EE UU y en una disminución de la producción mexicana de autos. “Las plantas afincadas en México lo más seguro es que tengan que ajustar los volúmenes de producción, pero no creo que lleguen a un paro definitivo”, refiere.La hoja de ruta del Gobierno para sobrevolar en plena turbulencia financiera pasa por frenar en su propio territorio el avance de las importaciones asiáticas, principalmente de China, así como por elevar la producción local de vehículos. En la más reciente actualización del Plan México, la presidenta Sheinbaum aseguró que su gobierno incrementará en un 10% la producción de coches para consumo nacional y se elevará en un 15% el contenido nacional en toda la cadena automotriz. Al cierre de 2024, México produjo casi cuatro millones de unidades, de las cuales un 80% se destinó a la exportación.En el balance, la situación comercial para México frente a EE UU presenta oportunidades que no tienen otros países. Su cercanía geográfica con el mercado estadounidense, la integración de proveeduría y la existencia del TMEC son algunas de las cartas que el Gobierno de Sheinbaum busca capitalizar en las próximas semanas. La confianza de la mandataria se sustenta tanto en la “buena relación con Estados Unidos”, como en las cifras. A pesar de la incertidumbre arancelaria, México se mantuvo como el primer socio comercial de EE UU al inicio de este año: de enero a febrero de este año, el país envió al mercado estadounidense 83.300 millones de dólares en exportaciones, un alza de 6,4% respecto a los envíos del mismo periodo, de acuerdo con cifras oficiales.

México busca a contrarreloj un descuento mayor con Trump sobre los aranceles automotrices | Economía
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