Hel, un ibis eremita nacido en Austria, aterrizó en Cádiz en octubre de 2023 junto con otros 34 compañeros tras un periplo de más de 40 días en el que fueron guiados por un ultraligero con un parapente amarillo. Seguían a las que personas que les había criado y que pretenden enseñarles la ruta, crear una conexión natural entre España y Austria, y que regresen por sí mismos a su lugar de origen. Hel ya no podrá intentarlo porque fue encontrado muerto de un disparo en noviembre del año pasado en un coto de caza social de Fregenal de la Sierra, en Extremadura, según denunció este martes Ecologistas en Acción. Era un juvenil de un año y medio. Los hechos ocurrieron durante una jornada de caza, por lo que los ecologistas piden que se decrete la suspensión de la actividad cinegética en el coto “dada la gravedad de los hechos”. La especie está catalogada en peligro de extinción.“Después de todo el esfuerzo, de los recursos tanto humanos como económicos invertidos para sacar adelante a estos animales, de la implicación emocional de sus criadores con ellos, ocurre esto”, comenta Miguel Ángel Quevedo, veterinario y responsable del proyecto de reintroducción de la especie en Cádiz del Zoobotánico de Jerez, que se desarrolla con la Junta de Andalucía. Normalmente no se mueven mucho, pero algunos se alejan 50, 100, 200 kilómetros, incluso uno se ha afincado en Galicia. Hel, prosigue Quevedo, era uno de esos exploradores, que se acercó a Badajoz, “y tuvo la mala suerte de que un descerebrado le disparó, porque quien hace eso no es un cazador”.Un ibis eremita en un campo de golf en Sancti Petri (Cádiz), en junio 2024.Octavio Passos (Getty Images)No es sencillo convencer a unas aves, nacidas en cautividad y que no han migrado nunca, a que emprendan semejante viaje. La preparación comienza antes, en el aviario en el que salen del cascarón en Austria. Helena Wehner y Barbara Steininger fueron sus “madres adoptivas”, las que los alimentaron vestidas de amarillo, el color del parapente, desde el primer momento, y así, con paciencia, se consiguió que los 35 ejemplares las siguieran en la migración. Ellas iban de copiloto en el ultraligero, conducido por Johannes Fritz, director del proyecto LIFE-NBI de la Unión Europea.Tras estos 35 ejemplares, llegaron otros 36 el año pasado de la misma forma. El viaje se realiza por etapas con apoyo en tierra y descansando de aeródromo en aeródromo con los animales que van radiomarcados, lo que permitió a los agentes del Medio Natural de Extremadura localizar el cadáver de Hel. “Se adaptan bien aquí, pero hay que tener en cuenta que en esta especie como en otras la mortalidad juvenil puede llegar al 50%, y del primer grupo en el que llegó Hel nos quedan 15, así que su muerte por un disparo es un desastre”, plantea Quevedo. Los que recibieron en 2024 han tenido menos bajas y de momento solo han muerto “unos cinco o seis”. Según van creciendo se alejan menos y los peligros son menores. Su mayor enemigo son los tendidos eléctricos en los que se pueden electrocutar, como ocurre con otras aves.Una vez que aterrizan en Cádiz, las aves permanecen un par de meses en el aviario de San Ambrosio ―lugar de aclimatación y suelta de ibis eremitas entre Vejer y Barbate―. Los de la colonia de Cádiz que viven en libertad “son muy curiosos, se acercan al aviario e incluso duermen encima de él y así se establece un vínculo y cuando abrimos las puertas en diciembre los de Centroeuropa se integran en el grupo”, describe Quevedo.En España el ibis eremita se recupera desde hace 20 años dentro del Proyecto Eremita, cuando se puso en marcha el programa de reintroducción. En la actualidad, cuentan con una población “cercana a la estabilidad” con más de 300 ejemplares y 39 parejas reproductoras, señala Juan Antonio Martín, jefe de Servicio de Gestión del Medio Natural de la Junta de Andalucía en Cádiz. Este año cuentan con unas 48 parejas reproductoras, lo que significa que saldrán más pollos adelante.Jorge Orueta, técnico de la Unidad de Espacios y Especies de SEO/BirdLife, explica que la especie desapareció de Europa hace unos tres siglos y que en la actualidad ha conseguido salir de la categoría de peligro crítico de extinción debido a los esfuerzos de conservación en Marruecos, donde quedó la única población silvestre. Allí se han conseguido alcanzar cerca de 180 parejas desde las 48 que existían en 1992.

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