La artista serbia Marina Abramović (Belgrado, 78 años) está acostada desnuda y sobre ella posa un esqueleto. Abramović respira y cuando lo hace el esqueleto cobra movimiento, como si dos cuerpos vivos dependieran de una sola respiración, la de la mujer que se ha convertido en una de las mayores exponentes del arte conceptual. Este performance, titulado Nude with Skeleton (2002-2005), ha sido registrado en video y forma parte de una enorme exposición que el Museo de Arte Contemporáneo (MARCO) de Monterrey presenta sobre mujeres que, como Abramović, han marcado la historia del arte moderno y contemporáneo. Es una exhibición de 160 obras de 71 artistas originarias de 23 países que forman parte del acervo de Ella Fontanals-Cisneros, una de las coleccionistas más importantes de arte a nivel internacional. La muestra, que inicia este viernes, reivindica el lugar de las artistas y su aportación en el arte, hasta hace poco dominado por voces masculinas. “Venimos de entender cómo se está reconstruyendo la historia del arte en este siglo XXI y de entender el papel que estamos jugando las mujeres en este reconocimiento crítico de los discursos, porque muchas artistas están siendo recuperadas y cada día se reconocen más a aquellas que no fueron figuras centrales por múltiples razones”, explica Taiyana Pimentel, directora de MARCO.La pieza de Abramović —quien montó un celebrado performance en febrero en La Cuadra del arquitecto Luis Barragán en las afueras de Ciudad de México— representa, explican desde el museo, el enfrentamiento del ser humano a la mortalidad, el miedo al dolor y a la muerte. “Es el regreso al centro de problemáticas, no únicamente el cuerpo, sino a la metodología que se utiliza para estas representaciones, como es el caso de los tejidos, por ejemplo. Estos tejidos no son gratuitos que estén hoy en día en el centro del discurso. Esto tiene mucho que ver con eso que llamamos economía femenina. Muchas de estas técnicas, llamémoslas entre comillas heredadas de las tradiciones, sí tienen que ver con las mujeres”, dice Pimentel en entrevista telefónica.La colección de Ella Fontanals-Cisneros (Cuba, 81 años) es un acervo de 3.000 obras de arte contemporáneo y latinoamericano que gestiona la Fundación para las Artes Cisneros Fontanals (CIFO), creada por la coleccionista en 2002. Fontanals-Cisneros, de padres españoles y criada en Venezuela, ha viajado a Monterrey para supervisar la instalación de esta muestra, que reúne gran parte de su interés por el arte, que nació desde pequeña, cuenta, porque quería ser artista, planes que cambiaron cuando llegó a Venezuela. “Fui galerista a temprana edad, cuando tenía 21 años y abrí una galería con una amiga. El arte siempre estuvo en mi vida. Mi padre era compositor y en mi casa siempre hubo artistas y poco a poco me fui metiendo a ese mundo casi sin planificarlo”, dice en entrevista telefónica. La coleccionista afirma que el arte ha sido un aprendizaje para ella, un camino que le ha permitido conocer el género humano y la genialidad. “Esa belleza intrínseca en el arte, la búsqueda de la perfección”, agrega.Ella Fontanals-Cisneros en una foto de archivo.mauriciodonelli.com (Cortesía)Fontanals-Cisneros se ha interesado en la creación de artistas mujeres como la cubana Carmen Herrera (Cuba, 1915- Estados Unidos, 2022), reconocida como una pionera en la abstracción geométrica en América y a quien Fontanals-Cisneros integró tempranamente en su colección, porque durante muchos años su obra fue desconocida, explican desde MARCO. “Es una artista que murió con más de 100 años, pero cuyo reconocimiento y reposicionamiento en el discurso del arte data de apenas 20 años. Es una artista que llega a la historia del arte cuando ya había tejido todas las historias e ideas de sus obras”, explica la Pimentel. La coleccionista explica, por su parte, que en los últimos ocho años ha estado en la búsqueda de manualidades que elaboran las artistas, como el bordado y la cerámica, que siempre han estado fuera de los focos principales del arte, pero que ella considera que por sí solas son obras de arte. “En los últimos 15 años las mujeres han tomado una posición dentro del mundo artístico por sí mismas, no solo por los coleccionistas, que hemos ayudado y hemos abierto las puertas, sino que ellas han sido mujeres valientes que han tomado su puesto en el arte” asegura.Ese es uno de los grandes valores de la colección de Fontanals-Cisneros: arrojar luz sobre estas artistas casi desconocidas. “Nunca se había hecho un proyecto curatorial que trabajara la colección desde la perspectiva de las artistas mujeres”, asegura Sergio Fontanella, director de operaciones y colecciones de CIFO. “En otra colección tal vez no sería tan relevante, pero en este caso, donde siempre la coleccionista ha tenido una intención por rescatar o ayudar a visibilizar artistas mujeres que han sido parte de distintos momentos o discursos dentro de la historia del arte que, pues entre otras razones por ser mujer, no habían sido lo suficientemente reconocidas o visibilizadas”, Agrega. Fontanella asegura que Fontanals-Cisneros ha sido una pionera como coleccionista al poner su interés en creadoras. “Es algo que está sedimentado dentro de su obra, no solo numéricamente, porque fíjate que aquí no estamos hablando de una mera representación, sino de una buena representación. O sea, un grupo de artistas que no están acá en esta colección por ser solamente mujeres, sino por ser buenas artistas que han tenido algo interesante, algo sólido o algo novedoso que aportara los discursos de la historia del arte”, afirma.Diálogos. Artistas mujeres en la Colección Ella Fontanals-Cisneros, es un recorrido por la producción de las creadoras más relevantes de la historia del arte moderno y contemporáneo.MARCOLa exposición de MARCO, que estará abierta al público hasta 28 de septiembre con entrada libre los miércoles y domingo, está dividida en tres secciones. Comienza con el análisis de las vanguardias y la transición de la modernidad a lo contemporáneo. Aquí se exponen obras de Gego (Alemania, 1912-Venezuela, 1994), Lygia Clark (Brasil, 1920-1988), Lygia Pape (Brasil, 1927-2004), la cubana Carmen Herrera, Loló Soldevilla y la artista italiana radicada en Brasil, Ana María Maiolino, que ahondó en prácticas relacionadas con teorías feministas y se opuso a la dictadura militar. La segunda sección se enfoca en obras de artistas que exploran temas sociales, políticos y la concientización del medio ambiente, con la obra de la brasileña Regina Silveira o de Marcela Astorga, que trabaja en una de sus piezas con el cuero de la res para denunciar los estragos de la crisis económica que padeció Argentina. Y por último está la colección que muestra la producción de artistas que han abordado al cuerpo como forma de expresión, entre ellas la producción de Abramović.“La muestra comienza aproximadamente a principios de los años 50 y te vas dando cuenta cómo fue evolucionando la democratización del arte en relación con las mujeres. En la primera sección de esta exposición, que abarca geometría, cinetismo, abstracciones, encuentras muchas figuras de mujeres que no tienen un papel central en la construcción de la historia del arte, porque el modernismo no fue muy justo con ellas. La transición del modernismo a lo que nosotros denominamos contemporaneidad tampoco fue tan justa y, sin embargo, al llegar el momento contemporáneo ya podemos hablar que la ecuación cambia, que la ecuación se invierte, que el 80% de las artistas que estamos exhibiendo sí fueron visibilizadas en su momento y que apenas habría un 20% de voces que se están recuperando”, dice Pimentel, la directora que abre las puertas de MARCO a las mujeres que marcaron la historia del arte moderno y contemporáneo.
