Durante unos pocos días de diciembre de 2010, el mundo fantaseó con el descubrimiento de vida extraterrestre. La NASA había enviado una convocatoria de prensa para presentar “un descubrimiento astrobiológico” que iba a impactar en la búsqueda de vida más allá de la Tierra. El resultado fue una de las mayores polémicas científicas de la historia reciente, que este jueves tiene un nuevo capítulo con la decisión unilateral de la prestigiosa revista Science de retirar el estudio. En él, 12 científicos de la NASA y el Servicio Geológico de Estados Unidos aseguraban haber encontrado una forma de vida alternativa viviendo en el lago Mono de California que se alimentaba de arsénico, un compuesto capaz de aniquilar a cualquier otro organismo conocido.“Retractamos el estudio”, escribe este jueves Holden Thorp, director de la revista estadounidense, una de las más influyentes del mundo, en un editorial. El responsable de la publicación achaca su decisión a la continua polémica que ha rodeado al estudio original. Los responsables de la revista tardaron meses en publicar la versión final del trabajo en papel y lo hicieron junto a varios comentarios de otros expertos que ponían en duda sus conclusiones. Un año después, dos equipos independientes intentaron replicar los resultados y no encontraron pruebas de que aquella forma de vida, una bacteria, fuese capaz de integrar arsénico en su ADN. El supuesto descubrimiento contradecía al resto de formas de vida conocidas del planeta, que se sustentan en seis compuestos químicos universales: carbono, oxígeno, hidrógeno, nitrógeno, fósforo y azufre.Según las reglas de la propia revista, un estudio solo se puede retractar si se descubre que sus autores han manipulado los datos a propósito. A día de hoy no hay prueba de ello, reconoce el jefe de Science. Pero desde que se publicó el estudio, los criterios “se han ampliado”, explica. Después de que un comité independiente de ética analizase el caso, se ha decidido retractar el trabajo. En un texto en un blog publicado junto al anuncio de retirada, Thorpe y la editora ejecutiva de Science, Valda Vinson, entonan el mea culpa: “Por varias razones este estudio se publicó a pesar de tener datos inconsistentes, incluidas la revisión por pares y las decisiones editoriales. Nos hacemos responsables del papel que desempeñamos en la publicación del estudio”.Once de los 12 autores del estudio original —el último de ellos falleció en 2021— rechazan la retirada de su artículo, cuya veracidad siguen manteniendo. Los científicos son especialmente críticos con el cambio de criterio de Science, cuyo alcance va mucho más allá de esta revista y toca el corazón del procedimiento más aceptado para hacer y publicar ciencia a nivel mundial. “Rechazamos este nuevo estándar, que va más allá de la integridad científica. Las disputas sobre las conclusiones de los estudios científicos, incluidas las que critican la consistencia de sus datos, son un proceso normal de la ciencia. El conocimiento científico evoluciona, a veces de forma inesperada, en ocasiones a lo largo de décadas. Las propuestas deben ser hechas, probadas, rebatidas y finalmente juzgadas por sus méritos científicos por parte de toda la comunidad”, escriben en una carta digital a la revista.La última firmante de esta carta es Felisa Wolfe-Simon, probablemente la persona a la que toda esta polémica ha afectado de forma más radical. Ella fue la voz preeminente en la famosa rueda de prensa celebrada en la sede de la NASA en Washington, donde dijo: “Hemos desvelado las nuevas posibilidades para la vida en otros lugares del universo”. “Es algo profundo”, aseguró la bióloga. Junto a otros compañeros, también aseguró que tras este hallazgo había que cambiar los libros de qué es la vida.Felisa Wolfe-Simon, investigadora de astrobiología, explica en conferencia de prensa en la sede de la NASA del hallazgo de la nueva bacteriaAFPWolfe-Simon saltó a la fama mundial y, apenas unos días después, fue crucificada en una oleada de críticas en internet y las incipientes redes sociales como Twitter, ahora X. La investigadora dejó la NASA, intentó seguir trabajando como científica, pero nunca consiguió volver a publicar ni ganar nuevas becas de investigación. Dejó la ciencia y se convirtió en intérprete profesional de oboe, según ha relatado ella misma a The New York Times.Los propios responsables de Science manifiestan ahora en su carta su “empatía” con Wolfe-Simon por los “abusos verbales” que sufrió. En los últimos años, Wolfe-Simon ha intentado volver por su cuenta a la investigación, por ahora al margen de las instituciones académicas. “Me convertí en radioactiva”, asegura sobre la tormenta mediática y el aislamiento que vivió. La situación difiere mucho de lo que experimentaron otros científicos de la NASA, como Chris McKay, que en 1996 anunció el descubrimiento de vida extraterrestre en un meteorito junto al entonces presidente de Estados Unidos Bill Clinton, un hallazgo que fue pronto desbancado. A pesar de ello, sigue en activo como científico de la agencia espacial. Lo mismo sucede con varios de los compañeros de estudio de Wolfe-Simon, que siguen activos en el campo de la astrobiología. La posible diferencia es que en 2010 internet ya hacía posibles los linchamientos públicos prácticamente en tiempo real, más allá de la pausa y revisión por pares que requiere la ciencia.La bióloga Pepa Antón, de la Universidad de Alicante, recuerda bien el caso. Cuando le consultaron los periodistas dijo que aunque los científicos presentaban datos “contundentes”, otros equipos tendrían que replicar los resultados. “Mantener que el ADN puede basarse en arsénico es algo muy drástico, requería pruebas abundantes que nunca se han conseguido”, explica Antón en conversación telefónica. La científica es muy crítica con el papel de la revista. “Entiendo que les siente mal la retractación, porque nadie duda de que su comportamiento fue siempre ético. Me alucina cómo en ciencia a veces aparecen facciones rivales como si fuera fútbol. Había tremendos detractores y también defensores, pues en el fondo la idea de una vida alternativa a la conocida era realmente alucinante. Fue muy injusto. Los que lo hicieron mal fueron los que lo publicaron”, argumenta.Ricardo Amils, investigador del Centro de Astrobiología de Madrid, asociado a la NASA, fue uno de los más notables defensores del estudio de Wolfe-Simon, a quien conocía personalmente. El científico explica ahora a este diario que la retractación del estudio “es bastante rara”. “Science no tiene en cuenta el argumento más importante que los autores subrayan en su carta de protesta y que tienen que ver con que los artículos refutando el trabajo no estaban realizados en las mismas condiciones de crecimiento del microorganismo, un elemento fundamental en microbiología”, razona Amils. Pilares de sal en el Lago Mono, en California, donde los científicos de la NASA probaron métodos para detectar nuevas firmas químicas de vida en sus aguas saladas, creyendo que eran análogos del agua de Marte o de mundos oceánicos como la luna Europa.NASA/Mono County TourismLos grupos independientes que intentaron criar las bacterias originales bañadas en arsénico vieron que, efectivamente, estas halomonas eran resistentes al compuesto, pero no estaba claro que lo usasen en lugar de fósforo en su ADN. Esos trabajos se publicaron en 2012. Los responsables de la publicación argumentan que han decido retirar ahora el estudio en parte porque la presión mediática se ha reactivado. “Cualquier microbiólogo sabe que eso no es una verdadera refutación, sino que en sus condiciones no fueron capaces de reproducir los resultados originales, concluyendo que la contaminación del ADN fue la causa de la interpretación de los resultados del trabajo retractado. Para mí es un ejemplo de la deriva que está tomando la ciencia en este mundo. Debe haber gente importante que ha requerido que después de tantos años se refute un trabajo con argumentos más que discutibles científicamente hablando”, aventura Amils.César Ángel Menor, catedrático de Bioquímica de la Universidad de Alcalá, considera la polémica un caso de libro. “Usábamos este artículo como ejemplo de ciencia errónea; incluso lo he usado en clase como caso de estudio para estudiantes, en ejercicios en los que tenían que evaluar por qué el trabajo llegó a conclusiones incorrectas”, ha explicado al portal SMC España. “Ahora, por fin, el artículo ha sido retractado, una decisión con la que no estoy de acuerdo. Claramente, no hubo mala conducta, ni falta de profesionalidad por parte de los autores del artículo original; simplemente, se trató de errores en la interpretación y discusión de los datos experimentales, algo habitual en ciencia”, añade.A Andrés de la Escosura, de la Universidad Autónoma de Madrid, le sorprende que se haya tardado tanto en tomar una decisión. “Cabe preguntarse si todo ese debate ha sido realmente productivo, y también sobre el papel excesivamente mediático de algunos organismos científicos y ciertas líneas de investigación”, explica a SMC. “Conviene no olvidar que el artículo de Wolfe-Simon y colaboradores fue anunciado a bombo y platillo en una conferencia de prensa realizada por la NASA, que ahora se ve a todas luces excesiva”, añade.

La revista ‘Science’ retracta el estudio de la vida alternativa, 15 años después | Ciencia
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