A sus 11 años, Nani Camacho ya trabajaba en un taller textil. Poco después, en uno un poco más grande, tenía que coser 1.152 cremalleras al día. Camacho, nacida en Puertollano (Ciudad Real, 77 años), hace recuento de su compromiso feminista que comenzó, primero, con la idea de acabar con sus penurias. “Teníamos un ideal, mejorar las muchas necesidades que teníamos. Vivíamos en unas condiciones de vida paupérrimas, explotadas desde pequeñas”, recuerda esta feminista y sindicalista de CC OO. Cuando era joven en su fábrica trabajaban 600 mujeres. “No había botiquín ni productos de higiene. Había momentos en las que el 40% de las mujeres tenía la regla”. Su primera lucha fue “conseguir que nos dieran rollos de algodón en rama para hacernos compresas rudimentarias”, dice. Los logros de los movimientos de mujeres son los que se han homenajeado este viernes por su contribución a la democracia dentro del programa España en libertad, 50 años. Camacho ha contado su experiencia en el acto Porque fuisteis, somos; porque somos, serán, en Granada, donde se celebran las conquistas en materia de igualdad logradas desde la muerte de Franco. En el acto también ha intervenido María Jesús Montero, vicepresidenta primera del Gobierno, acompañada de Ana Redondo, ministra de Igualdad.Esas luchas, penosas y en las que las mujeres siempre estaban en el lado perdedor, fueron creando conciencia de la situación colectiva allá por los años sesenta y setenta. Camacho ha contado cómo a muchas niñas les llegaba su primera regla en la fábrica sin saber qué era: “Nosotras se lo explicábamos”. Así comenzaron las primeras redes de mujeres y la conciencia, dice, por “coordinar lo más urgente: la solidaridad, el apoyo en los despidos, en las detenciones”. Ahí surge la lucha feminista durante el franquismo entre la clase obrera. Es lo que la madre de Nani Camacho llamaba “la coincidencia del cabreo”.Pastora Filigrana, sevillana de 43 años, abogada laboralista, sindicalista y activista por los derechos de las mujeres y de las minorías lo llama dolor de barriga. “El dolor de barriga nos une. El dolor, la violencia, los vive cada uno a su manera. No es igual el dolor de una trabajadora marroquí en Huelva que el de una madre trabajadora en Carabanchel, o el de alguien que lucha por una conciliación laboral en la función pública. Son dolores muy diferentes, pero si tiramos de ese hilito de dolor de cada una, al final todos nos sitúan en esto tan monstruoso del capitalismo machista, racista y patriarcal”, ha dicho en el acto de este viernes. Y ese dolor, continúa, “nos obliga a ponernos de acuerdo y a abrir un diálogo para crear alianzas juntas”.Nani Camacho y Pastora Filigrana han comenzado su lucha en momentos alejados y, sin embargo, el dolor y el cabreo siguen igual de presentes. Ambas han participado en la Universidad de Granada, junto a la catedrática de Derecho Elisa Pérez Vera, de 84 años, y la graduada en Derecho, creadora de contenidos y voz fuerte del joven movimiento feminista, Carla Galeote, de 24, en el acto.En los años sesenta, detalla Camacho, se empezaba a conocer en España el “feminismo de la segunda ola, que llegaba de las universidades de países como Francia, Estados Unidos… Todo eso lo hablábamos en grupos pequeños, y las amigas que iban a la universidad, como Paca Sauquillo y otras, organizaban charlas”. Los libros de referencia del momento eran El segundo sexo, de Simone de Beauvoir, y La mística de la feminidad, de Betty Friedan.La igualdad legal, primera luchaLa lucha del feminismo ha pasado por muchas etapas. Elisa Pérez Vera, primera mujer rectora de España (UNED, 1982), explica que entonces “la lucha era básicamente lograr la igualdad legal, que las leyes no nos discriminaran, que no fuéramos eternas menores desde el punto de vista jurídico. Que pudiéramos cambiar de domicilio, que pudiéramos viajar, que pudiéramos acceder a profesiones… Yo estudié derecho cuando no podía ser ni juez ni diplomática”. Carla Galeote explica que “hoy, sobre el papel, ya tenemos esa igualdad legal. Hay incluso leyes que a algunos les parecen un privilegio. Pero no lo son. Tener una ley, por ejemplo, específica de violencia de género no es un privilegio, sino una necesidad porque nos están asesinando”. Ahora, continúa, “nos enfrentamos a un nuevo marco, que es educar a la gente joven, especialmente porque el machismo va evolucionando. Vemos una ola reaccionaria que da miedo, especialmente todos esos incels ―grupos de hombres que quieren, pero no consiguen, tener relaciones sexuales con mujeres―, y esas redes sociales con anonimato e impunidad”.Las redes son causa de numerosos problemas, explica Galeote: “Estamos volviendo a ese ataque directo a todas esas mujeres activistas. Mi generación lucha por preservar la democracia porque nuestros derechos, que parecían ya conquistados, están en peligro”.La vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y la ministra de Igualdad, Ana Redondo, asisten al acto de homenaje a las conquistas en materia de igualdad logradas durante los 50 años de democracia, el 28 de marzo de 2025 en Granada.Arsenio Zurita (Europa Press)Los problemas sociolaborales de hace décadas siguen vigentes para las mujeres, pero se han sumado otros. Por eso, Pastora Filigrana se refiere a la “interseccionalidad”, un término que dice, proviene de las feministas afroamericanas de Estados Unidos. “Sus derechos se vulneraban por ser mujer y por ser negras. El movimiento de lucha por sus derechos afroamericanos las dejaba fuera por ser mujeres, y el de mujeres por ser negras. Se reinventaron y apareció la interseccionalidad”. Filigrana se aferra a la necesidad de asumir ese “enfoque, porque somos iguales aparentemente ante la ley, pero no en la realidad. No en el acceso a los bienes, a los servicios, a los salarios, a la renta, a la vivienda. La tarta no está repartida por igual. El género es también un criterio para definir el criterio de reparto de la tarta, como lo es la racialización y la clase social. Y no para bien”. Por eso, recalca, “la igualdad de las mujeres es de todas, todas, todas. Y eso nos lleva a tener que pensar en el criterio de organización de la riqueza, el trabajo, los derechos en base a la raza, género, etcétera…”Filigrana se refiere también a ese capitalismo salvaje como “la internacional del odio antifeminista y racista, que justifica la jerarquía de las humanidades, con gente de primera, de segunda y de tercera”. “Son quienes les gusta hablar de feminidad y no de feminismo”. Lo tienen todo bien organizado, asegura: “Se recortan guarderías públicas, ley de dependencia de modo que la realidad material y económica empuja a las mujeres al hogar… y lo aprovechan ellos para expandir el discurso de que el lugar natural de las mujeres es la casa”.Las macetas que les tiraban en el primer 8M de 1976 se han convertido ahora en insultos en redes sociales. Por eso es necesaria la lucha, coinciden. Para Nani Camacho, “falta la cronología de la lucha. Hay que hacerla y contar qué hemos hecho”. Elisa Pérez Vera alerta de que “las mujeres hemos sido las últimas en llegar, pero podemos ser las primeras en salir. Por eso hemos de luchar toda la sociedad, también los hombres y junto a ellos”. Pastora Filigrana insiste en “recuperar la memoria para decir lo que no queremos que vuelva. Y no nos quedemos solo en la defensa, tengamos la imaginación colectiva de soñar nuevos horizontes y seguir peleando por lo nuevo”. Para Carla Galeote reconoce “años complicados” por delante, “así que unidad, concentración, organización y esperanza”.El BOE ha publicado este viernes el inicio del expediente que pretende declarar como Lugar de Memoria Democrática las manifestaciones feministas del 8 de marzo. Fernando Martínez, secretario de Estado de Memoria Democrática, considera que “España ha experimentado en estos 50 últimos años un enorme cambio sociológico y las grandes protagonistas de ese cambio han sido, sin ningún género, de dudas las mujeres”.

Shares: