Tomás Yarrington ha vuelto a México este miércoles, después de una estancia de siete años en prisiones de Estados Unidos. El Gobierno de Donald Trump ha deportado al antiguo gobernador de Tamaulipas (1999-2004) y lo ha entregado a las autoridades mexicanas, que buscan procesarlo desde hace años por lavado de dinero, entre otros delitos. Parte de la vieja guardia priista, aspirante incluso a candidato presidencial por el partido tricolor, todo apunta a que Yarrington continuará su vida en prisión, ahora al sur del río Bravo.La Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana ha registrado su entrega pasadas las 14.30, aunque no ha dado mayor detalle, solo que Yarrington portaba lentes de aumento, “pantalón y sudadera color gris”. Fuentes federales añaden que Yarrington ha sido “deportado” por el cruce fronterizo que une a las ciudades de Tijuana, en Baja California, y San isidro, California, y entregado allí a elementos de Interpol México, que dependen de la Fiscalía federal.No está demasiado claro por qué EE UU deporta ahora al viejo político, nacido hace 68 años en la ciudad fronteriza de Matamoros. Condenado a nueve años de prisión al norte del río Bravo, por cargos que él mismo había aceptado, como parte de un acuerdo con la fiscalía, Yarrington cumplía su pena en 2027. Las fuentes mencionadas arriba señalan que la Fiscalía le ha detenido en la frontera por “su probable responsabilidad en la comisión del delito contra la salud y la segunda, por el de Operaciones con Recursos de Procedencia Ilícita”. Yarrington ha sido ingresado en el penal del Altiplano, en el Estado de México.El envío del expolítico ocurre en esta lógica de negociación angustiosa en que se ha convertido la relación bilateral entre México y Estados Unidos. Desde su llegada al Gobierno en enero, Donald Trump presiona para que el Ejecutivo de Claudia Sheinbaum ahogue a los cárteles de la droga, en particular a los que producen y trafican fentanilo. Las detenciones de personajes vinculados presuntamente a estas mafias, la clausura de laboratorios y los decomisos de narcóticos han sido constantes estos meses.Como parte del tira y afloja, México ha enviado además al país vecino a decenas de presuntos criminales, requeridos allá por el Departamento de Justicia. Los rumores sobre nuevas entregas pueblan los medios estos días. En el caso de Yarrington, aunque es verdad que las fiscalías de ambos países acordaron que enfrentaría primero los cargos en EE UU, para luego ser enviado a México, su entrega temprana genera dudas sobre la naturaleza el traslado. Empieza ahora, en cualquier caso, un nuevo proceso para el político, a quien la Fiscalía empezó a investigar en 2012.Detenido en 2017 en Italia, Yarrington dio entrevistas mientras se escondía de la justicia, negando toda relación con el crimen organizado. “Yo no tengo ninguna relación con el crimen organizado, no he recibido sobornos, ni he brindado protección a ningún delincuente; no he realizado actividades de lavado de dinero, ni tengo negocios inmobiliarios en Texas”, dijo en una ocasión. Parte de sus afirmaciones envejecieron mal: él mismo reconoció su esquema de lavado, tejido al negocio inmobiliario en Texas, como parte de su acuerdo de culpabilidad con la fiscalía.

Estados Unidos deporta a México al exgobernador priista Tomás Yarrington
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