El pediatra Jesús Sánchez Etxaniz (Bilbao, 1962) ha denunciado públicamente el toque de atención recibido por sus superiores de la sanidad vasca (Osakidetza) por atender a menores en la fase terminal de su vida fuera del horario de trabajo y con un vehículo corporativo. La “amonestación” le ha causado un fuerte golpe moral que le ha llevado a solicitar una baja laboral por estrés. Se ha quejado de que en el País Vasco no existe una asistencia paliativa a menores durante las 24 horas del día, porque la única unidad que realiza estas tareas (dos enfermeras y dos médicos en Cruces) solo ejercen oficialmente de 8.00 a 15.00. El Gobierno vasco ha negado que este facultativo haya sido amonestado o sancionado, pero al día siguiente de conocerse esta situación rectificó y anunció que se iban a ampliar los horarios de los cuidados paliativos a menores. Sánchez Etxaniz analiza la situación en esta entrevista con EL PAÍS, realizada mediante cuestionario escrito y respuestas enviadas por el médico a través de mensajes de audio.Pregunta. ¿Por qué dio el paso de hacer público el toque de atención que recibió de sus superiores?Respuesta. A día de hoy, sigo sin explicarme por qué ha causado tanto revuelo una situación que llevamos viviendo muchos años y conocida por la dirección del hospital de Cruces, por las direcciones de Osakidetza y por el Departamento de Salud [del Gobierno vasco]. Es algo increíble, sorprendente. Ellos han sido conscientes de todo esto. Sabían que hemos utilizado el coche que tenemos asignado para nuestro trabajo. Nunca nos habían dicho que era bajo nuestro riesgo, salvo el comentario de ‘haced lo que queráis, pero si pasa algo no os vamos a apoyar’. Bueno, pues lo hemos hecho y nunca nos habían llamado la atención. Incluso, nos daban una palmadita y nos decían ‘qué buenos sois, qué buen trabajo hacéis y qué duro es’. Esta vez, su respuesta fue realmente sorprendente, totalmente desproporcionada, fuera de tono y de lugar, porque se produjo unas horas después de haber estado con la familia y haber fallecido una niña de cuatro años de edad. Me pareció tan kafkiano que pensé que la población tenía que saber lo que ocurría, lo que a mí me parece una falta de humanidad en el trato. Ese fue el motivo. P. ¿Cuáles fueron los argumentos que emplearon sus jefes para recomendarles que no siguieran realizando su trabajo en esas condiciones?R. Nos dijeron que estábamos actuando fuera de los protocolos establecidos en nuestro contrato laboral, por lo que nuestras actuaciones quedaban exentas de la cobertura legal. Nos advirtieron de que era una irregularidad y que nos podría traer problemas legales, penales. Es lo mismo que llevamos haciendo 13 años. No sé por qué esta vez ha sido tan diferente. Me parece absurdo.P. El Gobierno vasco reaccionó a las 24 horas y anunció una ampliación de los horarios de la unidad de la que forma parte. ¿Qué le pareció la respuesta de la consejería de Salud? ¿Le han convencido las explicaciones dadas por el consejero del ramo?R. La reacción del Gobierno vasco es realmente llamativa. No sé qué ha podido pasar para que en 12 horas dieran un giro total a lo que pensaban. ¿Es que la primera decisión [de negar los hechos] que tomaron fue deprisa y corriendo para salir del paso? ¿O es que la segunda decisión [de ampliar los horarios de los servicios paliativos a menores]la vuelta atrás, fue porque querían dar un cambio de imagen y pensaban que igual se habían equivocado y tenían que calmar a las masas en vez de reconocer el error? Durante estos 13 años esta misma respuesta me la habían dado en dos ocasiones diferentes y en ninguna de las dos se llegó a cumplir lo que prometieron. Esta vez yo estaba esperanzado: a ver si a la tercera va la vencida. Pero en realidad lo han acotado a los niños paliativos terminales oncológicos, olvidándose de los niños neurológicos o los niños que tienen descompensaciones importantes que también necesitan el mismo tipo de asistencia para evitar que ingresen en el hospital o se mueran. La última propuesta del Gobierno vasco es absolutamente inviable. Con el mismo personal, con dos enfermeras y dos pediatras, no se puede atender las 24 horas del día y los 365 días del año. Es imposible. Además, solo se beneficiarían los niños de la comarca de Ezkeraldea-Cruces, que es nuestro ámbito de trabajo. Si lo quieren ofrecer a todos los ciudadanos de Euskadi, debe haber un sistema para las personas de Álava y Gipuzkoa. Si nosotros no vamos a poder llegar a todo Bizkaia, mucho menos se podrá cubrir todo el territorio vasco. El plan que anuncian es inviable, y lo saben, porque no están dispuestos a poner más personal y más equipos. No me han convencido las explicaciones.P. ¿Teme que haya sido una salida de urgencia y dejar que las cosas sigan igual?R. Sí, ese es mi temor. Viendo cuál ha sido la línea de actuación [de Osakidetza] estos días, mucha gente del entorno científico sospecha, como yo, que ha sido para apagar un fuego para que la gente se olvide del problema.P. ¿Cómo le gustaría que se cerrara este capítulo?R. Llegando a un acuerdo, sentándonos sin rencores, sin odio, sin guerra. Pueden llamar a un comité de asesoría externa, con especialistas, una especie de consultor externo con personas que saben realmente cómo se organizan los cuidados paliativos, no con señores que están en un despacho y que jamás han estado en un domicilio. Me gustaría que hagan lo mismo que han hecho con el pacto de salud: reunir a diferentes estamentos para que elaboren un plan y después [los responsables de Salud] decidan si tienen recursos y si están dispuestos a gastar dinero. Sería absurdo que nos reunamos para establecer un plan y que luego no haya dinero para ponerlo en marcha.Yo me he sentado con ellos y hemos establecido unos planes estratégicos en cuidados paliativos para el País Vasco. Está escrito y es accesible a cualquier persona, porque son documentos públicos, pero no lo han hecho por diferentes circunstancias, o habrán pensado que el dinero que tienen se lo tienen que gastar en otras cosas que ellos consideran prioritarias. Esto lo respeto. Ellos son los que tienen que manejar todo y ver cuáles son sus prioridades, pero que lo digan claramente.P. ¿Qué coste personal y profesional le ha causado esta polémica?R. Altísimo. Llevo mucho tiempo en esto y sé cómo son las cosas. Sé que las promesas se quedan en el aire. A veces es decepcionante. En este caso, me parece que he sido maltratado emocionalmente por la falta de respaldo y pérdida de confianza en lo que vengo haciendo. Eso me ha afectado psicológicamente de una forma terrible. A mí me gusta el trabajo que hago. Tener que parar, dejar de trabajar, es significativo del disgusto que me ha causado. Me gustaría estar anímicamente bien para seguir aportando mi granito de arena en el cuidado de estos niños.P. ¿Qué hará cuando vuelva a su puesto de trabajo?R. Esto ya ha sido la gota que ha colmado el vaso. No voy a ponerme límites. Volveré cuando me encuentre bien físicamente y sobre todo mentalmente. No quiero pensar en el futuro, quiero ir día a día. Esto está deteriorando mucho mi salud y mi vida personal y familiar. Primero, quiero recuperarme y después procuraré incorporarme para seguir haciendo mi trabajo, ayudando al equipo que ahora se va a quedar encargado de hacerlo.P. ¿Qué conclusiones saca de lo sucedido?R. Quiero recalcar que no solamente son los niños oncológicos, no solo son los finales de vida… Hay otros niños que van a requerir nuestro servicio, situaciones desgraciadas de aislamiento emocional por falta de apoyo. Si los planes van sin dinero asignado, no va a servir de nada.

El pediatra de paliativos amonestado por atender fuera de horario: “Veo falta de humanidad” | Sociedad
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