La condena del expresidente Álvaro Uribe Vélez a doce años de prisión domiciliaria por dos delitos representa, sin duda, uno de los fallos de mayores repercusiones en décadas en la historia de Colombia. LEA TAMBIÉN Uribe, la más reconocida cara de la oposición al actual gobierno, queda recluido en su casa de Llanogrande, en Rionegro (Antioquia), a la espera del resultado de dos movimientos de su defensa. Por un lado, la suerte de la tutela con la que se buscará la libertad mientras la condena no esté en firme y, por el otro, la segunda decisión de fondo en su caso: la apelación ante el Tribunal Superior de Bogotá, que tiene dos meses largos para revisar el fallo de la jueza Sandra Heredia.El expresidente Álvaro Uribe durante una de las audiencias. Foto:Archivo particularMuchos han manifestado su inconformidad con la condena, y otros tantos han salido a celebrarla. Pero lo que tirios y troyanos deben tener claro en este asunto –y, por lo tanto, actuar en consecuencia– es que se trata de un fallo penal tomado con apego a las normas colombianas y que tiene que ser respetado y acatado por todos. Normas que, claramente, también señalan que es una decisión de primera instancia y, por lo tanto, atacable con las herramientas dispuestas por la ley en el marco del proceso penal.Más allá del tono inusual en numerosos apartes de las 1.114 páginas de la decisión, que ha dado pie a que se hable de una aparente animadversión de la juzgadora hacia el acusado, lo que hay es una condena que sorprende por el rigor aplicado –expertos penalistas y hasta la misma Fiscalía la calculaban en un máximo de nueve años–, pero que está dentro de los rangos contemplados por la ley. LEA TAMBIÉN La juez Sandra Heredia, el senador Iván Cepeda y el expresidente Álvaro Uribe. Foto:Archivo particularHablar de una supuesta politización de la justicia y de la instrumentalización de la operadora judicial por el poder de turno no corresponde tampoco con lo que se ha visto en el proceso. Como tampoco corresponden las intenciones de aprovechamiento político de quienes, desde la izquierda, han difundido mensajes intentando mostrar esta condena contra Uribe –de nuevo, aún no definitiva– como relacionada con paramilitarismo y ‘falsos positivos’. Son versiones mentirosas y malintencionadas.El Gobierno, que tantas veces ha atacado las decisiones judiciales en contra y que llegó a promover el bloqueo del Palacio de Justicia para tratar de presionar a una alta corte, ha llamado a respetar sin ambages los fallos de la justicia. Es el mensaje correcto y ojalá sea sincero, porque lo que se espera es que el primero en atenderlo sea, precisamente, el presidente Petro.Y hay que decir que el expresidente Uribe, como lo ha hecho a lo largo de todo el proceso, está acatando la decisión, por más que la considere injusta o instrumentalizada. Por eso, desde el viernes, su defensa inició todos los trámites para viabilizar la detención domiciliaria. A la par, ya trabaja en la apelación para atacar muchos flancos de la decisión, que, aunque legítima, no deja de ser controvertible por los medios legalmente establecidos.El expresidente Álvaro Uribe. Foto:RAUL ARBOLEDA. Archivo EL TIEMPOPara establecer más allá de toda duda razonable, como lo ordena la ley, que el expresidente tenía pleno conocimiento de las citas y ofertas del polémico abogado Diego Cadena con ex-‘paras’, entre ellos Juan Guillermo Monsalve y Carlos Enrique Vélez, no son suficientes los meros indicios y deducciones, algunas de ellas basadas en la apreciación de la jueza sobre las personalidades tanto de Uribe como de Monsalve. Del primero, dice que su conocido carácter de controlar al detalle no daría lugar a la actuación del abogado por fuera de sus instrucciones. Y del segundo, que es tan introvertido que es difícil imaginarlo como actor clave de un plan contra el expresidente.Tendrán los tres magistrados de la Sala Penal del Tribunal la histórica misión de valorar objetivamente todas las pruebas –incluida la controvertida y aún lejos de ser clara ‘chuzada por error’ de la Corte Suprema a Álvaro Uribe– y decidir, en justicia, si ratifican o si corrigen o incluso borran la plana escrita por la jueza Sandra Heredia.
LEA TAMBIÉN JHON TORRESEditor de EL TIEMPOEn X: @JhonTorresET

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