No había carteles de “Sonría, está siendo grabado”, pero sí dos móviles sujetos con caballetes que registraban en directo todo lo que estaba ocurriendo. La entrada de la Policía a comienzos del pasado enero en una nave de Almussafes (8.996 habitantes, Valencia) siguiendo el rastro de un cargamento de cocaína fue presenciada a distancia. El dispositivo podía ser rudimentario, pero era útil. En el almacén, en el que finalmente lograron incautar casi una tonelada de esta droga escondida entre un cargamento de cebollas, no había nadie. Pero en las inmediaciones, poco después, detuvieron a uno de los miembros de la organización. El resto de las personas relacionadas con la extracción de ese contenedor del puerto valenciano el pasado 28 de diciembre y su entrada en el país fueron cayendo sucesivamente.Esas narcocámaras custodiaban un alijo valorado en 28 millones de euros si se vendiera por kilos y que podría alcanzar los 56 millones si su comercialización fuera por gramos, explican fuentes conocedoras de la investigación. Siete de los 11 arrestados en esta operación han ingresado en prisión provisional tras pasar por los juzgados de Valencia. Uno de los principales investigados, un narcotraficante valenciano con un amplio historial delictivo y varias reclamaciones judiciales, se fugó durante la investigación y los juzgados le han puesto una orden internacional de detención. Su hermano gemelo también estuvo en esa misma situación hace poco más de un año, cuando se le consideraba “uno de los narcotraficantes más buscados de Europa”, señalan fuentes policiales. Fue detenido en Colombia en septiembre de 2023 y extraditado a España.Varios paquetes de cocaína interceptados en un cargamento que llegó el pasado 28 de diciembre al Puerto de Valencia procedente de Perú. Pero esta investigación policial, bautizada como Operación Reserva, tiene a otros dos hermanos como protagonistas destacados. Se trata de dos hombres, españoles y con edades que oscilan entre los 49 y 52 años, considerados líderes del grupo que trajo los 940 kilos de cocaína desde Perú ocultos en tres contenedores cargados de cebollas y que también se iban a encargar de distribuir la droga a sus compradores. Ambos tienen antecedentes penales por tráfico de drogas y blanqueo de capitales relacionado con el despacho de contenedores con cocaína y se estima que llevaban unos ocho años vinculados a este tipo de delitos.Se les considera los máximos responsables porque gestionaron “todos los trámites documentales con los contenedores que traían la cocaína” a través de una empresa de despacho de contenedores, explican fuentes conocedoras de la operación, a cargo de la Brigada Central de Estupefacientes, perteneciente a la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (Udyco). El destino final del cargamento era otra empresa de Portugal. Según las pesquisas, los hermanos situaron a una empresa de su confianza para que simulara que iba a transportar la mercancía por carretera, pero su función era desviar los contenedores “al punto que más les interesaba”, que era precisamente la nave de Almussafes, donde finalmente la Policía intervino la droga.Durante el registro de la nave, además de las narcocámaras, también encontraron un vehículo con una caleta, doble fondo o vano en el que se suele ocultar la droga, que se abría con un mando a distancia. Los investigadores creen que todo el cargamento intervenido, marcado con un logotipo de una K amarilla con una corona, pertenecía a una misma organización.Entre la llegada de ese contenedor a España, el 28 de febrero, y la detención de los considerados principales responsables pasó menos de un mes. Los primeros detenidos, en vísperas del día de Reyes, fueron el camionero que sacó el contenedor del puerto, los encargados de llevar los contenedores durante unos días a otro almacén situado en Alfafar, a unos 12 kilómetros al sur de Valencia, o los que aguardaban en una empresa para recibir la droga. El análisis de la documentación y otras pesquisas condujeron a los supuestos cabecillas. Los investigadores estaban ultimando esa fase de la operación cuando todo se precipitó. El 20 de enero supieron que uno de los hermanos detenidos iba a tomar un avión rumbo a Dubái. Llegaron a detenerle cuando se encontraba en la puerta de embarque del aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas. La rapidez de los agentes hizo que no llegara a este destino, considerado santuario de los grandes cabecillas del narcotráfico, y al que acuden para intentar evadir la justicia. Su hermano fue arrestado en las siguientes horas en Algeciras (Cádiz).En la investigación han participado agentes de la Administración de Control de Drogas (DEA), con los que los agentes españoles mantienen una estrecha relación y colaboración, y con la Policía Judiciaria de Portugal, país en el que los arrestados también se habían dotado de una estructura para justificar el destino final del cargamento.En tono a un 70% de las aprehensiones de drogas se realiza en contenedores marítimos. El puerto de Valencia es, junto con el de Algeciras (Cádiz), el que más incautaciones registra, según los últimos datos, que corresponden a 2023, un año en el que se duplicó la cocaína incautada. Hace apenas cuatro meses, se intervino en Algeciras el mayor alijo aprehendido en España, 13 toneladas de cocaína. Perú, junto con Colombia y Bolivia son los principales países productores de droga, mientras que Ecuador se ha convertido en los últimos años en una de las grandes plataformas de salida de cocaína.

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