Tenía una arma corta lista para disparar y atacar el Ejército. La tropa logró capturarlo y cuando verificó su documento de identidad tenía 11 años de edad. La historia de este menor de edad, que hacía parte de las filas del Eln, en Catatumbo, fue contada por el general Mario Contreras, comandante para la región durante la conmoción interior, para concientizar sobre un flagelo que en el último año se disparó el 20 %, según la Defensoría del Pueblo. “No se puede permitir y nos parece una atrocidad que una de estas personas (las capturadas) era un niño de 11 años de edad. Los tres portaban armas cortas. Entonces seguimos diciéndoles y llevándoles este mensaje a los bandidos, que dejen crecer a los niños, niñas y adolescentes”, aseguró el comandante. La crisis de orden público en el Catatumbo desnudó la realidad del reclutamiento, que en 2024 registró 409 casos, un 20 % más que el año anterior. De los dos centenares de disidentes desvinculados desde la retoma de la fuerza pública, 43 era niños, niñas y adolescentes, quienes fueron captados a través de diferentes tácticas de engaño y convencimiento.Según el último reporte del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), algunas niñas son víctimas de este crimen producto de “relaciones afectivas y emocionales utilizadas de mala manera”.Otros niños son incorporados a las filas a través de ofertas en redes sociales, por donde los seducen con falsas promesas de una ‘mejor vida’, aprovechando sus condiciones de vulnerabilidad: pobreza, desprotección y abandono. “Hago un llamado muy fuerte a los actores armados que están en este territorio. Los niños son víctimas de esta situación y como víctimas deben ser tratados en el marco del Derecho Internacional Humanitario”, aseguró Astrid Cáceres, directora del ICBF. Desde que estalló la escalada violenta en la región, el Instituto ha implementado una serie de estrategias para evitar que los niños sean alcanzados por los tentáculos de la guerra. Está trabajando con 64 organizaciones de base programas como ‘Mochila Atrapasueños’ y ‘Mochila Catatumbera’ para llevar arte y cultura al corazón de los territorios. Según la entidad, con este programa se espera beneficiar a cerca de 8.000 niños y niñas de los sectores más afectados por el desplazamiento.  De acuerdo con la radiografía entregada por la Defensoría del Pueblo que ha alertado sobre el crecimiento exponencial de este fenómeno, el 61 % de los menores reclutados son niños y el 39 % son niñas. Y el principal blanco, debido a la condición de exposición en las regiones, son los indígenas, con el 51 %.Las disidencias en general son las perpetradoras del mayor número de casos, con 162. Le sigue el Estado Mayor Central, con 135. Así mismo, hay 84 casos asignados a grupos sin identificar, nueve al ELN, siete a la ‘Segunda Marquetalia’, siete al ‘Clan del Golfo’ y cinco al crimen organizado. Sara Valentina Quevedo Delgado Redacción Justicia

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