Desde frotarse los ojos hasta bañarse con lentes de contacto, pasando por no protegerse del sol y abusar de las pantallas a corta distancia y en la oscuridad. Estos son algunos de los errores más comunes de los que alertan los expertos en salud ocular. EL PAÍS consulta a cuatro especialistas para descubrir qué hábitos cotidianos recomiendan evitar y cuáles son sus trucos para cuidar sus ojos.El error de frotarse los ojosPara Jorge L. Alió, el error más frecuente es el de frotarse los ojos. “Es una costumbre nefasta que lleva a una irritación crónica del ojo, activa mecanismos inflamatorios de la superficie ocular y finalmente al desarrollo de enfermedades como el queratocono (una afección que afecta la estructura de la córnea)”, afirma este catedrático de oftalmología de la Universidad Miguel Hernández. El profesor aconseja además mantener una correcta higiene de párpados y pestañas y evitar dormir con lentes de contacto, salvo indicación médica. Además de que es importante que la superficie ocular “descanse”, hacerlo aumenta el riesgo de infecciones, ya que “el ojo cerrado es un caldo de cultivo de gérmenes”. Al observar pantallas o realizar tareas que exigen una alta concentración visual, la frecuencia del parpadeo puede reducirse hasta en un 80%, según Alió, fundador de Vissum Miranza Alicante. Algo que favorece la sequedad ocular y puede provocar picor, enrojecimiento y fatiga visual. Por ello, recomienda tener a mano lágrimas artificiales con ácido hialurónico al 0,1% y aplicarlas cada cuatro horas durante estas actividades o antes si aparecen los síntomas.Para evitar que aumente la miopía, “no hay trucos, sino evidencia científica”. Varias investigaciones indican que el tiempo al aire libre es un factor protector frente al desarrollo y progresión de la miopía en niños. Respecto a la actividad física, algunos estudios indican que practicarla al aire libre tiene un efecto protector, aunque señalan que es difícil distinguir este beneficio del que aporta la exposición a la luz natural. Alió recomienda que los niños —especialmente aquellos que necesitan usar gafas— realicen ejercicio fuera de casa al menos cinco horas por semana, ya sea corriendo, caminando, jugando o realizando cualquier actividad que no implique visión de cerca. La regla del 20Ana Belén Cisneros del Río, óptico optometrista y vicedecana del Colegio de Ópticos-Optometristas de Castilla y León, es miope desde los 10 años. Por tanto, se somete a revisiones anuales para controlar la graduación, la retina y la superficie ocular, ya que usa gafas y lentillas. La experta destaca la importancia del factor genético en los casos de menores con miopía: “Cuando detectamos miopía en un niño cuyos padres son miopes o hay un alto componente genético de miopía en la familia, hay que intentar adaptar ayudas visuales que intenten controlar la progresión de la miopía”. Actualmente, existen lentes de contacto, gafas con diseños específicos y tratamientos oftalmológicos dirigidos al control de la miopía.Para evitar la fatiga visual y la sequedad que provoca usar pantallas, especialmente en la oscuridad y a distancias cortas, Cisneros recomienda mantener el dispositivo a unos 35 o 40 centímetros —aproximadamente la distancia del codo a la muñeca con el brazo ligeramente doblado— y usar una iluminación ambiental adecuada para evitar contrastes fuertes de luz y sombra. También aconseja la “regla del 20”: cada 20 minutos, mirar algo a lo lejos (unos 6 metros, como a través de una ventana) durante 20 segundos para relajar la vista.Más información“Cada vez vemos más jóvenes con problemas de acomodación (dificultad para enfocar de cerca) y visión binocular (problemas para usar ambos ojos de manera conjunta y coordinada), por el uso intensivo de pantallas y tareas en visión cercana”, señala. Este esfuerzo visual constante provoca fatiga y, a veces, insuficiencia de acomodación, que solo puede corregirse con gafas o ejercicios visuales. También advierte que usar gafas premontadas (fabricadas en serie, con graduación estándar e igual en ambos ojos), no protegerse adecuadamente de la radiación UV con un filtro solar apropiado y no acudir a revisiones periódicas son errores comunes que pueden afectar seriamente la salud visual.Muchos usuarios suben videos a redes sociales utilizando gotas que, en teoría, sirven para blanquear los ojos. Cisneros desaconseja su uso sin indicación médica. Estas gotas, según explica, suelen contener sustancias que provocan la vasoconstricción de los vasos sanguíneos, lo que puede ocultar los síntomas de problemas oculares más graves. “Deben estar pautadas por un oftalmólogo, ya que pueden tener consecuencias en nuestro sistema visual y en la salud general, como cualquier otro fármaco que se aplique sin control médico”, asegura.El “parpadeo consciente”María Isabel Andrés Martín, vocal de Óptica y Acústica del Consejo General de Colegios Farmacéuticos, realiza ejercicios visuales que, si bien no curan problemas de visión, ayudan a reducir la fatiga ocular, especialmente tras muchas horas frente a pantallas. Además de seguir la regla del 20, practica el “parpadeo consciente”: “Cuando estoy frente a una pantalla, trato de parpadear conscientemente 24 veces por minuto para evitar la sequedad ocular”.La experta, que también es doctora en Farmacia y diplomada en Óptica y Optometría, muchas personas cometen errores con sus ojos sin darse cuenta: “Aunque parecen pequeños, con el tiempo pueden afectar la salud ocular”. Entre los más comunes, menciona no parpadear lo suficiente frente a pantallas, usarlas en la oscuridad, llevar gafas o lentillas con graduación desactualizada, no protegerse del sol y no descansar la vista.Según la experta, uno de los errores más habituales al usar gafas es limpiarlas mal. Usar camisetas o pañuelos secos puede rayar los cristales. Lo correcto es “usar un paño de microfibra con líquido especial o agua con jabón neutro”. La experta también recomienda revisar la graduación cada uno o dos años, o antes si se notan problemas de visión, ya que unas gafas desactualizadas pueden provocar “fatiga ocular, visión borrosa y dolores de cabeza”.Otra práctica desaconsejada es dormir con las gafas puestas o usar gafas de lectura para todo: “Estas lentes están diseñadas exclusivamente para ver de cerca, por lo que utilizarlas al caminar o conducir puede resultar peligroso y confuso para el cerebro”. Además, advierte que las gafas mal ajustadas pueden causar molestias en la nariz, las rejas y la cabeza, además de comprometer la calidad de la visión.Usar bien las lentillas El oftalmólogo Salvador García-Delpech limpia sus pestañas cada mañana con toallitas especiales para evitar blefaritis y orzuelos, ya que tiende a acumular grasa en esa zona. También usa lágrimas artificiales porque está operado de presbicia (pérdida gradual de la capacidad de los ojos para enfocar objetos cercanos) y pasa muchas horas frente al ordenador. A este experto, presidente de la Sociedad Española de Contactología, le gusta mucho el pescado, la comida mediterránea, la fruta y la verdura. Según explica, todos estos alimentos contienen elementos esenciales para la vista, para el buen desarrollo ocular y para la lágrima que recubre la superficie del ojo. Para García-Delpech y responsable de la sección de defensa de derechos profesionales (ProSEO) de la Sociedad Española de Oftalmología, el error más grave es no hacerse revisiones oftalmológicas. “Se dice que los ojos son el espejo del alma, pero también pueden ser el faro que nos permite ver muchas más cosas. Por ejemplo, ¿quién no sabe que en el fondo del ojo podemos detectar enfermedades como la diabetes o la hipertensión, o el estado de las mismas?”. El experto recomienda hacerse un control oftalmológico cada dos años si no hay problemas específicos, aunque él prefiere revisarse la vista una vez al año. Destaca que hay momentos clave en la vida en los que las revisiones son especialmente importantes: entre los tres y cuatro y los 10 años, cuando se está desarrollando la función visual, y a partir de los 40 años, cuando pueden aparecer la presbicia y otros cambios como la hipertensión ocular. Otros errores, según el experto, son no protegerse de agentes externos y no usar gafas de seguridad en el trabajo cuando es necesario. García advierte que prácticas como dormir, ducharse o bañarse con lentes de contacto, o usarlas durante muchas horas, pueden provocar complicaciones graves, como infecciones, trasplantes de córnea o incluso la pérdida del ojo. Lo compara con llevar casco en moto. Dice que hace años, aunque era obligatorio, muchos lo llevaban por cumplir sin usarlo realmente, por lo que sufrían accidentes graves. Para él, el problema era que la gente no veía las consecuencias reales, solo a personas por la calle en moto. Con las lentes de contacto pasa igual: son seguras si se usan bien, pero si no, pueden causar problemas serios. Aunque las consecuencias graves “no son visibles para la mayoría, en urgencias son habituales”.En las redes sociales, hay decenas de videos de usuarios que muestran cómo cambian el color de sus ojos con lentes de contacto de colores. El experto advierte que estas lentillas, especialmente las compradas en línea, pueden presentar riesgos importantes si no están bien indicadas ni supervisadas por un oftalmólogo. Señala que el verdadero problema no es tanto el lugar donde se compran, sino si el ojo del paciente es apto para usarlas. El seguimiento profesional es esencial, porque “no se trata de un juguete”.

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