Paula Cortés, de 38 años, estaba recorriendo con miembros de la embajada de Canadá algunos centros médicos de Cañada de Guadalupe, una comunidad que pertenece al municipio de Santa María Temaxcaltepec, a 180 kilómetros de la capital del Estado de Oaxaca. Fue en esa visita que se topó con una mujer de 90 años que estaba internada, originaria de la zona, y que no entendía el español. Solo hablaba chatino, un dialecto originario del suroeste de esa entidad. La enfermera que la atendía les dijo que no la habían diagnosticado, pero que según la revisión que le hicieron en un centro de salud previamente, la anciana presentaba tos y un cuadro de pulmonía. Paula se dirigió a ella en su lengua y la mujer le respondió que no padecía de tos o gripa. La nonagenaria acudió por atención debido a que una picadura en su pierna se le infectó debido a su diabetes.Cuando Cortés les dijo al personal del hospital cuál era el motivo por el que la anciana se encontraba ahí, los médicos y enfermeras se excusaron por la atención y diagnóstico incorrecto debido a la barrera del idioma. Ese momento no hizo más que reforzar la importancia de la labor que Paula cumplía al estar ahí, como integrante de la Red de Intérpretes y Promotores Interculturales, una organización, fundada hace seis años y con base en Oaxaca, para brindar servicios de ayuda con la traducción en lenguas originarias para el área jurídica, médica y social en México y para los inmigrantes indígenas en Estados Unidos.La Red de Intérpretes inició en 2019. Surgió como un proyecto universitario en el que distintos jóvenes, que fueron en algún momento víctima de racismo o discriminación por su procedencia al cursar su educación superior, se dieron cuenta de que ya no tenían que ocultar su identidad. Al contrario, comenzaron a organizarse con sus semejantes para difundir sus derechos; y, al comenzar a ganar relevancia y visibilidad, empezaron a ayudar a sus paisanos que llegaban a la ciudad en busca de guía para trámites administrativos, judiciales o atención médica.La misma Universidad Autónoma Benito Juárez, en Oaxaca, comenzó a recomendar a otras instituciones el trabajo que realizaban como intérpretes y de traducción. “Comenzamos a formar la primera generación de intérpretes y hoy, seis años después, hemos formado seis generaciones de intérpretes de lenguas indígenas que se especializan en el área jurídica, médica y en problemáticas de tipo ambiental-climática”, explica Ernesto Martínez, de 29 años, cuya lengua es el zapoteco y que funge como director ejecutivo de la Red de Intérpretes.Un poema escrito por integrantes de REDIN, en Santa María Temaxcaltepec, Oaxaca. REDINGracias a la difusión en redes sociales, los primeros casos de apoyo a personas indígenas en Estados Unidos comenzaron a llegar casi desde sus inicios. Muchos de ellos fueron asesorías gratuitas, pero cuando las agencias en el país vecino del norte comenzaron a preguntar cuánto cobraban por hora de interpretación, vieron la necesidad de formalizar su trabajo e institucionalizarlo en 2021. Desde 2019, el equipo de la Red de Intérpretes ha atendido alrededor de 1.700 casos en EE UU, principalmente en idioma mixteco, zapoteco, chatino y en mixe.“Para nosotros fue entender que nuestras lenguas tienen la misma validez que otras hegemónicas, como el inglés y el español. Y que podamos convertir esto de ser intérprete y ser hablante de una lengua indígena en una oportunidad laboral y profesional para los jóvenes universitarios”, elabora Martínez.Un ambiente hostil y que borra la identidadVirginia Jiménez, de 36 años y con especialidad en el zapoteco, explica que hablar con los compatriotas que se encuentran al norte del río Bravo, cuando tienen alguna necesidad y escuchan la voz de alguien que les comprende su dialecto, es grato para ellos. Uno de los casos que más le impactó es el de una niña de cuatro años. A la pequeña su abuela ya no podía cuidarla en México y tenía que viajar a encontrarse con sus padres. Un familiar la llevó hasta la frontera y se la entregó a una persona que debía hacerla cruzar hacia Estados Unidos. Como muchas de estas historias, en el camino fue abandonada y terminó en un albergue, sin saber español y solo con los conocimientos de su variante de zapoteco.Esta lengua, según Jiménez, tiene aproximadamente 62 variantes. Probaron con un traductor zapoteco de la sierra norte y con otro de la sierra sur, pero la niña no respondía, hasta que se comunicaron con Virginia y esta entabló comunicación con ella: “Al momento en que yo le hablé se puso a llorar. Me dijo que por favor la recogiera y que la llevara con su mamá o su abuelita. Estaba muy asustada y muy mal emocionalmente. Fue algo muy impactante porque yo también soy mamá. Fue uno de los casos que más me ha marcado”.La reagrupación familiar de los padres en EE UU con la pequeña tardó unos meses, pero finalmente lograron estar juntos nuevamente. Según Martínez, la diáspora de los distintos pueblos indígenas en el norte está concentrada principalmente en Los Ángeles y en ciudades que son fronterizas. De acuerdo con algunas estimaciones, que se reflejan en un artículo de 2019, más de 50.000 indígenas indocumentados pertenecientes a los pueblos zapoteco, chinanteco, triqui y mixteco viven en el país vecino del norte. Sin embargo, esta cifra puede ser inexacta, debido a que las autoridades de ese país no desagregan a las personas por su etnia, sino solamente por su país de origen.“Se borra su identidad. Pasas a ser latino o a ser simplemente mexicano. Las autoridades allá piensan que todos los mexicanos hablan español y que todos los latinos hablan español. Cuando en realidad, las personas que llegan allá lo hacen con un español básico de sobrevivencia. Llegar como indígena y tener que convivir con otra lengua como el inglés en aspectos agresivos y racistas, es sumamente complejo”, afirma Martínez.El lingüista zapoteco explica que, al igual que en México, los indígenas en Estados Unidos también enfrentan racismo y discriminación. El embate a los inmigrantes de la Administración Trump ha incrementado aún más las detenciones arbitrarias por parte de la policía, así como el perfilamiento racial. “Sus rasgos físicos, raciales, color de piel, estatura, entre otros elementos, se convierten en características fenotípicas que son perfiladas como criminales”, complementa.La Red de Intérpretes y Promotores Interculturales.REDINSegún el director de la Red de Intérpretes, desde diciembre al primer trimestre de 2025, han notado un incremento del 70% en la solicitud de servicios de interpretación, pero que van a la par del recorte de recursos del Gobierno del republicano a ONG que se ocupaban de este tipo de temas.“No se ha podido asistir a paisanos que están incluso algunos en prisión solamente porque fueron víctimas de las redadas que se implementaron a inicios del año. No se ha podido llevar a cabo las audiencias correspondientes para que se determine si los van a deportar o cuánto tiempo permanecerán encarcelados. No se les está garantizando el derecho a un intérprete por los recortes presupuestales y eso es algo que nos preocupa”, afirma Laura Flores, otra de las intérpretes de la institución que se especializa en chatino.Otra preocupación para Martínez ante los recortes de estos fondos, es que interrumpe con los procesos de formación, ya que las solicitudes para nuevas variantes de los distintos idiomas no dejan de llegar. Solo en Oaxaca existen 16 pueblos indígenas con 177 variantes lingüísticas. Contra viento y marea, la labor de la Red de Intérpretes persiste. “El intérprete es un puente de comunicación entre las instituciones y los pueblos indígenas, pero más allá del puente de lingüístico somos un puente cultural, uno epistémico porque logramos comunicar a dos mundos que caminan o están en canales distintos. Sin intérpretes, no hay justicia”, sentencia.

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