China da un nuevo golpe en respuesta al muro arancelario levantado por el presidente estadounidense, Donald Trump, a la entrada de los productos chinos. Si el jueves Washington aclaraba que los gravámenes impuestos contra la República Popular ascendían al 145% ―esto es, el 125% anunciado a principios de semana, más un 20% que había fijado en los meses anteriores por el tráfico de fentanilo―, este viernes Pekín ha replicado con otra subida de los impuestos a la importación, del 84% al 125%, en un gesto especular al de la Administración estadounidense. La subida entrará en vigor el sábado. Mientras tanto, rigen los aranceles del 84%, que ya China activó el jueves.“La imposición de aranceles anormalmente altos por parte de Estados Unidos a China es una grave violación de las normas económicas y comerciales internacionales, así como una violación de las leyes económicas básicas y del sentido común, y es totalmente una práctica unilateral intimidatoria y coercitiva”, señala en un comunicado la Comisión de Aranceles Aduaneros del Consejo de Estado (el Gobierno chino), según recogen los medios estatales chinos. China también ha anunciado que eleva una nueva demanda ante el mecanismo de solución de disputas de la Organización Mundial del Comercio, como ha hecho después de cada zarandeo arancelario estadounidense.La réplica china, que eleva la contienda comercial entre las dos superpotencias económicas a cotas insospechadas, se produce el mismo día en que el presidente chino, Xi Jinping, se ha reunido en Pekín con el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez. Durante el encuentro, el mandatario asiático se ha referido por primera vez a la batalla comercial con Estados Unidos, aunque sin citar al país norteamericano de forma directa. “No hay vencedores en una guerra arancelaria”, ha señalado. “Oponerse al mundo solo lleva al aislamiento”.Sin contacto entre Pekín y WashingtonMientras tanto, sigue sin producirse ningún contacto de alto nivel entre China y Estados Unidos que pueda encauzar unas relaciones que se agrietan a marchas agigantadas. El jueves, Mao Ning, la portavoz jefa del Ministerio de Exteriores, cargó las tintas al desempolvar y colgar en redes sociales un discurso del expresidente Mao Zedong de los tiempos de la guerra de Corea, que a principio de la década de los cincuenta enfrentó a China y Estados Unidos. El fundador de la República Popular dice en su alocución que depende del presidente estadounidense poner fin a la contienda: “No importa cuánto dure esta guerra; nunca cederemos”. Este viernes, la portavoz ha vuelto a colgar un viejo mensaje de Mao, en el que acusa a Estados Unidos de ser “un tigre de papel” del que no hay que creer sus “faroles”.Pero los contactos siguen sin producirse, y ninguna de las partes parece dispuesta a ser la primera en descolgar el auricular. “El mundo necesita que tanto China como Estados Unidos hablen”, ha insistido Sánchez desde Pekín, durante una comparecencia tras el encuentro con Xi.La República Popular también ha expresado que el toma y daca tarifario se ha convertido en un mero juego de números sin mucho sentido, y que no tendrá en cuenta nuevos incrementos. “Dado que las exportaciones a China ya son comercialmente inviables con los niveles de aranceles actuales, cualquier nueva subida de las tarifas estadounidenses a los bienes chinos serán simplemente ignoradas”, ha señalado Lin Jian, otro de los portavoces de Exteriores, en redes sociales. “Pero si Washington persiste en vulnerar de manera sustancial los intereses legítimos de China, Pekín responderá con firmeza y está dispuesta a llegar hasta las últimas consecuencias”, ha añadido un portavoz del ministerio de Comercio interrogado sobre la cuestión. China es, en estos momentos, el único país contra el que Estados Unidos ha mantenido la batalla arancelaria a gran escala, después de que el miércoles Trump decretara una tregua de 90 días para los gravámenes al resto del mundo. Pekín ha ido replicando a cada salva desde Washington con una batería de contramedidas en distintos sectores. Además de elevar de forma progresiva los aranceles, ha restringido la exportación de varios minerales críticos y tierras raras, elementos clave en la carrera tecnológica, y una de las obsesiones de Trump, que ha mostrado interés por obtenerlos en Ucrania y Groenlandia.Pekín ha impuesto además restricciones a la exportación de numerosas compañías estadounidenses por el posible doble uso civil y militar de lo que venden, y otro puñado más a la lista de “entidades no fiables”. También ha asegurado que reducirá el número de películas importadas de Hollywood y ha emitido una alerta de “precaución” para los turistas chinos que tengan pensado viajar a Estados Unidos “debido al deterioro de las relaciones económicas y comerciales chino-estadounidenses”.“Nuestra respuesta al abuso de Estados Unidos no es solamente para salvaguardar los derechos e intereses legítimos de China, sino también para defender las reglas y el orden internacional, salvaguardar los intereses comunes de todos los países y la justicia global”, ha insistido este viernes el citado portavoz, Lin Jian, con una respuesta casi calcada a las intervenciones de los últimos días. También ha reiterado que si Estados Unidos realmente quiere negociar con China, debe detener “la presión extrema” y sus “acciones temerarias”. “El diálogo debe estar basado en la reciprocidad, el respeto mutuo y la igualdad”, ha concluido.La prensa estatal china sigue estos días una línea de defensa férrea frente a lo que considera un ataque injustificado por parte de Estados Unidos. “En contraste con los erráticos golpes al azar del Gobierno estadounidense, que cambian casi a diario, China ha mantenido de forma constante una respuesta serena, equilibrada y mesurada, mostrando al mundo una nación capaz de soportar la presión, mantenerse firme y asumir grandes responsabilidades”, sentenciaba este viernes Global Times, periódico controlado por el Diario del Pueblo, el órgano de propaganda oficial del Partido Comunista.

China devuelve el golpe a Trump y eleva al 125% los aranceles a Estados Unidos | Internacional
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