Cada día mueren 14 motociclistas en Colombia. Más de 5.000 usuarios de estos vehículos fallecieron en las vías en 2024, de ellos, 785 eran mujeres, la cifra más alta en ocho años; además, 31 víctimas eran niños menores de 10 años. De otro lado, en cuatro de cada 10 muertes de peatones estuvo involucrada al menos una moto. ¿Qué hay detrás?

David Alejandro López Bermúdez y Cristian Ávila Jiménezberdav@eltiempo.com
Desde hace un año, cada vez que Carlos Moreno se despierta, una imagen llega a su cabeza acompañada de un susurro. Muchas veces no logra detallar las palabras y algunos días cree que es un sueño. “Es mi niña tratando de decirme algo”, dice. Su voz se entrecorta todavía. La fatídica noche del 22 de marzo de 2024, su hija, la universitaria Nataly Moreno García, impactó contra un taxi estacionado mientras iba de pasajera en una moto y cayó de manera aparatosa sobre el asfalto. Aunque fue trasladada a un hospital, falleció horas más tarde.
“Quiero que se sepa la verdad. Mi hija murió y lo único que pido es que se haga justicia. A ella le cortaron las alas”, continúa.

Nataly tenía 30 años y quería ser diseñadora industrial. Como ella, el año pasado, 297 usuarios de motos fallecieron en las calles de Bogotá y al menos 114 peatones fallecieron tras ser arrollados o haber colisionado con una motocicleta, según cifras de la Agencia Nacional de Seguridad Vial.
En la ciudad, en ese mismo lapso, 2.449 moteros resultaron lesionados en siniestros viales.
La súplica de Carlos por su hija es una de las de tantos padres, familiares y amigos que ahora se replican en redes sociales y medios de comunicación, y que encendieron las alertas de las autoridades porque supone un serio problema de salud y seguridad.

Las víctimas
Al tiempo que se vuelve más popular el uso de la moto, el número de motociclistas víctimas en siniestros viales aumenta de forma considerable.
El pasado 5 de noviembre, Brian Rodríguez salió temprano de su casa en Ciudad Bolívar para asistir a una cita en Kennedy. Se despidió de su esposa y su hijo de apenas 23 meses.
Para llegar a tiempo, él le pidió a su pareja que le ayudara a solicitar un servicio de transporte en motocicleta con una aplicación. Al cabo de una hora, Brian no volvió a responder su teléfono. La preocupación de la mujer aumentó, y llamó a su suegra. Entonces se intentaron contactar con varios lugares hasta que una conocida les dijo que había habido un accidente en el sur de la ciudad, justo donde aparecía detenida la moto en el registro de la aplicación. Ellas fueron hasta el sitio. Allí, un agente de policía les sugirió ir a la Clínica Medical, donde suelen llevar a heridos. De inmediato se dirigieron al centro asistencial. Desesperadas, preguntaron por el hombre, pero la respuesta las devastó: Brian había fallecido de un paro cardíaco y múltiples heridas tras el siniestro vial. “Fue por imprudencia del conductor de la moto –cuenta la esposa–. Las cámaras de seguridad muestran que el hombre iba a alta velocidad y en su afán de adelantar una volqueta que llevaba ladrillos se estrelló contra un maletín de construcción que estaba hacia un lado y perdió el control. Hasta ahora la aplicación no se ha contactado con nosotros. Quiero justicia”.

En promedio, el año pasado en Bogotá casi a diario se registró un usuario de moto fallecido y al menos siete heridos.
Si bien la cifra de lesionados disminuyó de 2.740 en 2023 a 2.449 en 2024, y estuvo debajo de lo registrado en 2019, cuando hubo 2.681 heridos, el número de muertos se incrementó.
Para el cierre de 2024, en Bogotá y la región metropolitana se contabilizaron 587 motociclistas fallecidos, el dato más alto en ocho años.
Cuando se revisan las cifras históricas hay un indicador que llama la atención: desde 2020 –año de la pandemia– ha habido una curva exponencial sostenida en el número de fallecidos y los usuarios de moto se convirtieron en el actor vial con mayor número de siniestros viales.
Solo en la capital, en los últimos doce meses se duplicaron los casos registrados hace cinco años.
Diciembre, febrero y octubre, en ese orden, fueron los meses de más siniestros viales con motociclistas fallecidos. La mayoría de las fatalidades ocurrieron tras colisiones con objetos fijos (71 casos), con transporte de carga (68) y transporte de pasajeros (60).
Al investigar en detalle, hay otro punto que alerta: casi dos de cada 10 motociclistas fallecidos fueron mujeres, cifra que se duplicó en ocho años. Las jóvenes de entre 20 y 30 años fueron las principales víctimas mortales.
En el caso de los hombres, en total 245 usuarios de motos perdieron la vida en un siniestro vial, también el dato más alto en ocho años. Un niño menor de 10 años está entre los casos registrados. A él se suman 16 adolescentes de 15 a 20 años y 163 jóvenes de entre 20 y 30 años, los registros más altos en este rango de edades, según cifras constatadas entre los datos de Medicina Legal y la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV).
La Secretaría de Movilidad lo registra así: 150 jóvenes motociclistas de entre 14 y 28 años fallecieron en 2024, 50 víctimas mortales más que hace dos años.
Lo anterior coincide con un dato que entregó Carlos Alberto Varela, vicepresidente técnico en Fasecolda, en diálogo con este diario: “Hay una tendencia. El 62 por ciento de las víctimas registradas a nivel nacional eran motociclistas. Por cada 100 afectaciones al Seguro Obligatorio de Accidentes de Tránsito (Soat), 87 correspondían a motociclistas”.
Al ampliar el espectro a nivel nacional, el fenómeno se replica en otras ciudades. El año pasado, en el país se reportaron 5.096 motociclistas muertos, es decir, unos 14 usuarios por día, superior a los 1.827 peatones que fallecieron, el segundo actor vial más afectado. Bogotá fue la ciudad con más registros de víctimas mortales. Le siguieron Cali, con 176; Medellín, con 165, y Cartagena, con 91. A diferencia de la capital, en estos lugares hubo un descenso de casos de 2022 a 2023, pero hubo un nuevo repunte en 2024.
En lo que sí hay un punto común es que el número de mujeres motociclistas que fallecieron ha aumentado. El año pasado murieron 785, el dato más alto en ocho años y casi el doble de lo registrado en 2020, cuando se contabilizaron 436 casos.
En cuanto a los hombres, en total hubo 4.311 muertes. Al profundizar en el dato, hay tres puntos que llaman la atención: primero, en 2024, 21 niños de menos de 10 años murieron en siniestros viales mientras iban en una motocicleta. Segundo, 428 adolescentes de entre 15 y 20 años fallecieron, ocho menos que en 2023, pero más del doble de lo registrado en 2020 y 147 casos más que en 2019 –es la segunda cifra más alta en ocho años–. Y, tercero, los fallecimientos de los adultos jóvenes de entre 25 y 35 años fueron los que más aumentaron: pasaron de 1.245 en 2022 a 1.264 en 2023, y a 1.275 el año pasado.

Un vehículo predilecto
Es un hecho que el uso de la motocicleta en Bogotá y el país se ha vuelto más popular: para domicilios y mensajería, uso propio para movilizarse, plataformas digitales que prestan servicio de arrendamiento y transporte, y hasta organizaciones criminales que las usan para delinquir.
La Encuesta de Percepción Ciudadana 2024 de Bogotá Cómo Vamos (BCV) indica que el 88 por ciento de los ciudadanos prefieren la motocicleta para movilizarse, una validación incluso superior a la de usar bicicleta o caminar, que en 2023 lideraban el listado.
En el país, según el Runt, seis de cada 10 vehículos que se movilizan son motocicletas, es decir, unos 12,3 millones. Y en Bogotá, datos de esa entidad indican que para el cierre de 2024 había matriculadas 513.209, cifra 15 veces superior a la de hace dos décadas, cuando se registraron 32.385.
Se calcula que cada día en la ciudad se realizan 887.352 viajes en este vehículo. Sin embargo, el dato tendría un subregistro, según expertos, por la cantidad de motos que hay matriculadas en la región metropolitana y las que ingresan a diario a Bogotá.
Una investigación de EL TIEMPO constató registros del Runt. Solo en la región Sabana fueron matriculados 1,2 millones de motos el año pasado, 137.627 más que en 2023 y 18 veces más que las que había en 2004.
Funza es el municipio en donde, por tasa, hay más motos registradas (3,5 por habitante), seguido de El Rosal (1,5) y Cota (0,99). “La matriculé allí porque no tengo que pagar tanto en impuestos y no me cobran semaforización”, detalla Sergio Ortiz, un joven de 27 años que tiene una moto matriculada en Funza.
La alcaldesa de ese municipio, Jeimmy Villamil, asegura que “el registro aumentó en 1.100 motocicletas en solo un año y podría deberse a que se presta un adecuado servicio y hay más inmediatez en los trámites”.

El drama social
En junio, en el barrio La Guaca, en la localidad de San Cristóbal, Carlos Solarte se dirigía a su casa en su moto cuando fue atropellado por un vehículo particular. Este padre de familia contó que está vivo de milagro, pues rodó varios metros por el asfalto: “Un tipo me pasó en una camioneta y, cuando menos pensaba, me arrolló. Quedé sin reacción. El conductor huyó”.
Más allá de las alarmantes cifras, los lesionados y muertos por siniestros viales se están convirtiendo en un drama social: niños huérfanos, mujeres viudas, heridos con lesiones permanentes y traumas físicos y mentales.
Jaime, un hombre que trabajaba como mensajero, fue arrollado por un vehículo particular cuando hacía un recorrido en su moto por la localidad de Engativá, en Bogotá, en vísperas de la Navidad del 2023. “Nos deja un dolor en el alma”, contó su esposa sobre su fallecimiento, el cual habría sido provocado por el conductor del carro que no respetó una señal de pare. El responsable se fugó tras el siniestro. La familia, con dos niños pequeños, todavía ruega para que ese conductor responda por lo ocurrido.
Un estudio de la Cámara de la Industria de Motocicletas de la Andi revela quiénes son los que más usan motocicletas en el país. Para 2023, en total, 4,8 millones de hogares colombianos tenían uno de estos vehículos. De esos, 9 de cada 10 pertenecían a un estrato bajo y medio-bajo. Bogotá es la ciudad que alberga el 36,6 por ciento de los moteros.
La mayoría de los usuarios de moto, el 44,8 por ciento, la usan solo para transportarse. El 12,9 por ciento, solo para trabajar, y el 20,8 por ciento para trabajar y transportarse. Es decir, al menos 3 de cada 10 ciudadanos tienen este vehículo como fuente de ingresos para sobrevivir.
Las localidades de Bogotá que concentran la mayor cantidad de motos son Kennedy, con 92.420 (13,7 por ciento); Suba, con 87.410 (12,96 por ciento); Engativá, con 58.952 (8,74 por ciento), y Ciudad Bolívar, con 58.459 (8,67 por ciento). Estos sectores, de estratos 1, 2 y 3, tienen el 44,07 por ciento del total de motos en la capital, y es allí donde también se registra el mayor número de muertes de motociclistas.
Otro de los datos reveladores de este documento es que el 45 por ciento de los compradores de motocicleta en Colombia tienen entre 18 y 35 años, en muchos casos siendo la primera vez que adquieren este vehículo.
En cuanto a las circunstancias por las cuales los bogotanos se están subiendo a la moto, el informe de BCV en 2023 señala que ese año se registraron tiempos de viaje de 81 minutos en transporte masivo en comparación con 49 minutos en motocicleta, uno de los argumentos de los usuarios para preferir la motocicleta. “Uso moto porque vivo en Soacha y trabajo en Suba”, cuenta María Fernanda Rodríguez, de 31 años.
Es tal el auge de los usuarios de este tipo de vehículo en Bogotá que más de 69.000 personas llevaron a Julián Forero (Fushi) a convertirse en el concejal más votado en la capital en 2022. La bandera para su elección fue proteger a este gremio.

¿Qué hay detrás?
La ANSV tiene detectadas las causas detrás de las muertes de motociclistas. En el 46,27 por ciento de los casos, el exceso de velocidad es el principal factor. Le siguen desobedecer las señales de tránsito (33,45 por ciento), el consumo de bebidas alcohólicas y sustancias (6,38 por ciento) y la invasión del carril contrario, adelantamiento inadecuado o ir en contravía (4 por ciento).
Para Juan Pablo Bocarejo, profesor de la Universidad de los Andes y exsecretario de Movilidad (2016 – 2019), “el exceso de velocidad debe atenderse con el fortalecimiento de la cultura del cuidado y control; debe haber un cambio de mentalidad”.
La secretaria de Movilidad de Bogotá, Claudia Díaz, entrega un dato: “Las fatalidades ocurren en su mayoría en vías principales. Seis de cada diez motos exceden la velocidad en estos corredores”.
En palabras de José Stalin Rojas, director del Observatorio de Logística y Movilidad de la Universidad Nacional, la siniestralidad en motos es un fenómeno sistémico. “Todos tienen que poner, el Estado, la Superintendencia de Transporte, para el control de las escuelas, y hasta los padres de familia para que no permitan que los jóvenes tomen una moto sin que realmente hayan pasado por una escuela”, puntualiza.
En cuanto a los fabricantes de motos y el sector privado, señala Rojas, se debería tener una responsabilidad extendida en verificar a quién le están vendiendo cada vehículo. “Revisar que quien compre la moto cumpla requisitos mínimos”, dice.
Para Diego Hernán García, experto en movilidad, otra de las debilidades del sistema está en la formación de los conductores.
“Somos tan extraños que muchos pagan un curso en una escuela para no tomarlo: se llega a la escuela y dicen que ya saben conducir y que no necesitan más que un certificado. Para las escuelas, esto no les afecta el negocio”, dice.
En esa misma línea, Juan José Amézquita, creador de contenido para motociclistas, opina que los requisitos para que se expida una licencia deberían ser más estrictos: “No todas las personas están aptas para manejar motos ni tienen la misma pericia”.
Una investigación de EL TIEMPO en varios sectores de Bogotá da cuenta de esto. “A mí me dijeron el día del examen teórico que pusiera la huella y que esperara. Me respondieron las preguntas y al cabo de un tiempo me dijeron que ya estaba listo”, contó una fuente en Kennedy que pidió no ser citada.
Para el concejal Forero, sin embargo, hay más factores: “La malla vial, la falta de señalización, iluminación y los huecos asesinos, como los llamamos”.
Juan Bravo, en agosto de 2023, estuvo a punto de morir luego de perder el control de su moto por un hueco en la localidad de Suba. El joven salió disparado del vehículo y sufrió algunas lesiones. “Casi que como motociclista lo más importante en seguridad termina siendo conocer los huecos de la ciudad”, reflexionó en ese momento.
El concejal Forero pone otro punto sobre la mesa: “Existen campañas y plataformas digitales que dicen que si en 10, 15 o 20 minutos no llega su domicilio, su pedido es gratis. ¿Cómo van a sacar al motociclista a que se mate? Desde esas promociones, o esos discursos, se está llevando a que el motociclista se accidente”.
El exsecretario de Movilidad Juan Pablo Bocarejo también se refiere a las plataformas digitales: “Ha aumentado de manera crítica el transporte ilegal en moto a través de aplicaciones que se están saliendo por una leguleyada, la del supuesto arrendamiento. En Colombia no es legal el transporte de pasajeros en motocicletas, y varios afectados de siniestros han sido pasajeros de estas plataformas. Debería haber una manera de identificar en los siniestros si hay un contrato por aplicación de por medio”.
Otro aspecto en que coinciden los expertos son las características de las motos que se comercializan en Colombia y su sistema de seguridad.
Sobre este punto, el Ministerio de Transporte adoptó el primer reglamento técnico que exige que las motocicletas nuevas que se comercialicen o ensamblen en el país estén equipadas con sistemas de frenado certificados por la ONU o aprobados por el estándar de Estados Unidos Federal Motor Vehicle Safety Standards (FMVSS). Esta tecnología se exigirá desde octubre de este año y contempla, por ejemplo, que motos con cilindraje mayor de 50 c. c. cuenten con frenos ABS.

Sin seguro obligatorio
Un asunto que ha llamado la atención entre los moteros y expertos es la evasión de la compra del Soat.
Según Fasecolda, el 62,5 por ciento de los motociclistas evaden tener la póliza. El Gobierno Nacional intentó disminuir ese porcentaje reduciendo el precio, pero no fue efectivo, por lo que la entidad de seguros sugirió establecer otra política.
Se estima que el costo de un siniestro vial, en promedio, es de 41,2 millones de pesos, pero es un valor relativo. Para diciembre del año pasado, según Fasecolda, se habían desembolsado 2 billones de pesos en el país. “Mientras no se reduzcan los accidentes, seguiremos teniendo una situación de supervivencia”, enfatiza Gustavo Enrique Morales, presidente de la entidad.
En un cálculo del Departamento de Ingeniería Civil de la Universidad de los Andes, los motociclistas tienen un riesgo del 65,17 por ciento de sufrir un siniestro grave. Les siguen los ciclistas, con un 14,52 por ciento; los conductores, con 10,6 por ciento; los peatones, con 7,3 por ciento, y los pasajeros de transporte público, con 2,41 por ciento.
Los usuarios de motos buscan llegar a sus destinos con tranquilidad. “Uso moto porque me puedo transportar a la universidad y también trabajar. Y es cierta la facilidad con la que ahora me desplazo, pero también hay que decir que hay un grupo de motociclistas que no cumple las normas. Todos buscamos llegar vivos”, dice Samuel Sánchez, de 31 años, quien trabaja y estudia.
En eso coincide la secretaria de Movilidad, Claudia Díaz, quien puntualiza: “Hay que entender la corresponsabilidad para evitar fatalidades. Todas las muertes por siniestros viables son evitables”.

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