Jair Messias Bolsonaro ha reunido este domingo a una multitud de seguidores días después de que el Tribunal Supremo decidiera que lo va a juzgar por intento de golpe de Estado. Bolsonaro ha hecho un discurso victimista en el que se ha comparado con otros líderes de la internacional de extrema derecha. “Me quieren cazar como cazaron a [Marine] Le Pen, como intentaron con Trump y como hicieron en Rumanía”, ha proclamado en la avenida Paulista de São Paulo. La concentración ha sido un clamor a favor de una amnistía para los condenados por tomar al asalto las sedes de los tres poderes, en Brasilia el 8 de enero de 2023. El Partido Liberal, de Bolsonaro, impulsa una propuesta de ley que el presidente de la Cámara de Diputados se resiste a incluir en el orden del día, pero el debate es candente.Un inflable con el texto en portugués “Tirano de la Corte Suprema”, en referencia al juez Alexandre de Moraes, pasa por una manifestación que exige amnistía para los detenidos por el supuesto intento de golpe de Estado de 2023, en São Paulo.Associated Press/LaPresse (APN)“No se preocupen por mí, aunque puede ocurrir alguna cobardía”, les ha dicho el expresidente inhabilitado a sus seguidores. Bolsonaro ha prometido que no huirá, además de desgranar sus teorías de la conspiración. Los gritos de “¡Amnistía ya!” se han mezclado con los lemas contra el presidente Luiz Inácio Lula da Silva y contra el juez Alexandre de Moraes, que instruye los cientos de casos por golpismo. Un grupo de investigadores de la Universidad de São Paulo afirma que 45.000 personas acudieron a la protesta. Bolsonaro, que está inhabilitado hasta 2030 por cuestionar las elecciones, mantiene un notable poder político que ha exhibido en la protesta dominical. Siete gobernadores le han acompañado, incluido el puñado que se disputa la sucesión de la derecha brasileña. El más destacado entre los aspirantes, el gobernador de São Paulo, Tarcisio de Freitas, de 49 años, ha dicho en su discurso que la amnistía “es urgente para pacificar el país”.El manifestante Luiz, un estudiante de derecho de 22 años, confía en la presión popular para que el Congreso debata la amnistía “porque ese personal necesita nuestros votos”, decía junto a la avenida Paulista. Como muchos otros entre los presentes, Luiz se queja de unas condenas que considera muy desproporcionadas. “¡14 años para una peluquera que pintó una frase en una estatua! ¿Cómo vas a abolir el Estado de derecho con un pintalabios?”, dice en referencia al caso de Débora dos Santos, que el bolsonarismo ha convertido en el símbolo de lo que considera una injusticia.Medio millar de bolsonaristas que invadieron las sedes del poder Legislativo, Judicial y Ejecutivo han sido sentenciadas, la mitad a más de 10 años en la cárcel por delitos como abolición violenta del Estado de democrático de derecho. En su campaña a favor de un perdón colectivo, el bolsonarismo ha encontrado en la peluquera Dos Santos a una mártir. Es una mujer de 39 años y con dos hijos pequeños que encara una pena de 14 años por pintar una escultura el día que los cimientos de la democracia brasileña temblaron. Está acusada por los mismos delitos que el expresidente y sus ministros-generales. Débora y su barra de carmín se han convertido en el potente emblema de la amnistía, una idea que ha enfatizado la antigua primera dama, Michelle Bolsonaro, 43 años. En su discurso ha animado a las mujeres a movilizarse ante las presidenciales de 2026.Vista aérea de la manifestación convocada por Jair Bolsonaro. Amanda Perobelli (REUTERS)La protesta de São Paulo, que ha empezado con el himno nacional y una oración, es el primer gran acto público que protagoniza Bolsonaro desde que el pasado día 26 el Tribunal Supremo decidió, por unanimidad de la primera sala, juzgarlo acusado de intento de golpe de Estado y otros cuatro delitos. Varios generales harán historia al rendir, junto a él, cuentas ante un tribunal civil como supuestos cabecillas de la conspiración para que el ultraderechista se mantuviera en el poder y cortar el paso al izquierdista Lula.Bolsonaro defiende su inocencia. Estos días la justicia le ha dado un par de buenas noticias al archivar dos de los casos menos graves contra él: uno por falsificar su cartilla de vacunación durante la pandemia, el otro, por importunar a una ballena jorobada a bordo de una moto de agua.El plan de Bolsonaro para los meses que quedan hasta que se siente en el banquillo del Tribunal Supremo es calentar las calles y celebrar actos electorales por todo el país. Empieza su gira este lunes en territorio del adversario, en el nordeste de Brasil, la región que durante décadas ha sido es el gran caladero de votos de Lula y de su Partido de los Trabajadores (PT). Lula ganó allí dos de cada tres votos en 2022. Ahí también avanza poco a poco el bolsonarismo, mientras las encuestas reflejan un desgaste del actual presidente Lula, incluso entre su electorado más fiel. Brasil ya está instalado en la precampañana de las presidenciales de 2026. Las encuestas ofrecen señales ambivalentes para las dos principales figuras políticas. Lula, de 79 años, ganaría ahora mismo unas elecciones ante cualquier rival pese a la pérdida de popularidad de su Gobierno y a los problemas que han lastrado su salud. De todos modos, seis de cada diez electores opinan que el mandatario no debería presentarse nuevamente. Un porcentaje ligeramente mayor defiende que Bolsonaro debe designar a un sucesor, dejar de actuar como si tuviera el camino expedito para concurrir el año que viene.

Bolsonaro encabeza una gran marcha a favor de la amnistía para los condenados por el intento de golpe de Estado
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