Después de varios años dedicadas al diseño de complementos para la marca más influyente del mundo fast fashion, Irene Rodrigo y María Borrero decidieron que era el momento de montar algo propio. Optaron por cofundar un estudio de diseño donde siguieron ofreciendo sus servicios a otras marcas. Pero buscaban algo más, querían ir un paso más allá y apostar por un proyecto creado por ellas y para ellas, una marca propia que les permitiera dar rienda suelta a su talento y creatividad. Así nació Alhaja, una firma de joyería que dio sus primeros pasos en 2019. “Surgió muy poco a poco, empezamos a hacer diseños y cosas que nos apetecía llevar a nosotras, producciones muy pequeñas con un proveedor local que encontramos, luego fuimos creciendo y aprendiendo”, explican en vídeollamada a S Moda.Durante un tiempo, compaginaron su trabajo en el estudio de diseño con su faceta de emprendedoras de una marca de moda. Sin prisa pero sin pausa, todo fue saliendo más o menos rodado. Primero el nombre – “nos costó, nos ayudó una amiga sevillana que propuso Alhaja, que es algo muy andaluz, porque queríamos darle un enfoque folcrórico”–, después la estética del logo, la página de Instagram como carta de presentación al mundo, la construcción de la web… Para la primera campaña quisieron posicionarse como una gran marca y desmarcarse de otros sellos independientes de joyas vinculados a una estética más casera. Organizaron una sesión de fotos por todo lo alto y… llegó 2020. “El covid fue un click, tanto tiempo en casa nos hizo replantearnos cosas”, cuenta María Borrero acerca de aquellos meses de encierro. El confinamiento terminó por sentar las bases de la firma y de alguna manera aceleró su consolidación: “Nosotras trabajábamos mucho en Asia, las fronteras estaban cerradas, ya no podíamos viajar y demás, entonces esa parte que nos apetecía de enfocarnos en España, hacer algo local y un poco de economía circular en nuestro propio país se volvió una necesidad”, recuerda Irene de unos comienzos en los que, entre las dos, gestionaban la marca por completo, desde el diseño hasta el envío de paquetes, las redes sociales o la comunicación. Hoy en día, el equipo ha crecido con varias personas, divididas en las dos ciudades natales de las fundadoras: Zaragoza, donde está Irene Rodrigo y la parte de “atención al cliente, multimarca y marketing” y Sevilla, con María Borrero y un pequeño equipo dedicado a comunicación y a “la parte visual” (diseño gráfico, fotografía de bodegones…).Un joyero sin géneroLa marca aboga por la inspiración Mediterránea y se define como joyería ungendered. Es decir, concibe todas las piezas por igual para hombres y mujeres. Si bien el público femenino sigue siendo mayoría, cada vez más chicos apuestan por incorporar piezas de joyería llamativas a su día a día, un gesto muy presente en la alfombra roja pero con una presencia creciente en las calles, sobre todo de mano de las generaciones más jóvenes. “El otro día justo un influencer que es skater súper moderno me pidió el anillo Mami [un sello con la palabra Mami grabada] para él. A mí me llamó la atención pero me parece súper guay. También hemos vendido bastante a hombres el collar de perlas, nos entraban todo el rato pedidos de chicos que además luego subían fotos y lo llevaban ellos, no es que lo regalaran”, señalan desde la marca. Entre sus piezas más vendidas, no faltan diseños como la Sardina, una de sus primeras creaciones: “A priori, no sabíamos que iba a ser ese éxito, era un pescadito que dijimos ‘nos encanta, pero a ver quién se lo iba a colgar’” y añaden que las “piezas con mensaje de amor” y con palabras como “bonita” se venden “muy bien internacionalmente”. “En general, el tema de mensajes nos funciona genial y las perlas también es algo que la gente identifica con nosotras, como los amuletos, entre los que han despuntado la sardina, la estrella y, en general, las joyas con corazones”. El público responde al romanticismo, por eso Irene y María no quieren oír hablar de conceptos como los “divorce rings”, los anillos de divorcio popularizados desde hace un par de años gracias a la modelo Emily Ratajkowski. “No tenemos ni idea de que es, no nos gusta el conflicto para nada, aunque nos parece perfecto que si tienes un solitario de tu exmarido puedas aprovecharlo como quieras”, comentan entre risas.Alhaja se define como una firma de joyas sin género.Cortesía de Alhaja Además de su visión de la joyería alejada de géneros, la filosofía de Alhaja también reivindica la manufactura local. “Aproximadamente el 90% lo fabricamos en España”, específica Irene y aclara que las perlas, muy presentes en sus colecciones, son perlas de río procedentes de China, gran exportador de este material, y las piezas realizadas con piedras semipreciosas vienen de India. La mayoría de joyas se fabrican con latón con tres micras de baño de oro y para potenciar ese acabado dorado tan representativo de la marca añaden “cobertura de 24 quilates”. En ocasiones, las clientas han tenido un flechazo con alguna pieza en concreto y han pedido personalizarla en oro macizo, un tipo de petición que se ha ido repitiendo a lo largo de los años y que ha llevado a la marca a crear una sección concreta llamada Oro Macizo. En ella, ofrecen la posibilidad de fabricar la joya bajo pedido en oro puro, con la subida de precio que conlleva este metal. “Nos pasaba sobre todo con los anillos más pequeños, los que creemos que la gente usa para regalar, nos los pedían de oro macizo y ofrecimos la opción en la web. Como es oro macizo y de momento no es nuestro core, lo hacemos bajo pedido”. No obstante, en el horizonte próximo hay una colección de pequeñas joyas de oro macizo que estarán a la venta sin necesidad de solicitarlas bajo demanda: “Creemos que puede funcionar porque la verdad que la gente se enamora, incluso la sardina nos la han encargado para oro, que es relativamente grande, la concha también. Hay piezas que la gente las quiere tener en oro macizo para toda la vida”, explica María sobre esta novedad.“No queremos ser solo una marca online”También en el horizonte, pero en un futuro algo más lejano, está el plan de abrir la primera tienda física de la marca. Tras tantear la acogida del público con diferentes pop-ups dentro y fuera de España, las dos fundadoras de la firma tienen claro que dar el salto al plano físico es el paso a seguir: “Sí que está en nuestra proyección en algún momento abrir una tienda, está por ver el lugar, pero de aquí a dos años nos gustaría. Somos una marca nativa digital pero no queremos ser solamente una marca online, queremos ser una marca y creo que el siguiente paso natural es tener una tienda. Lo bueno es que nosotras al ser joyería no necesitamos muchos metros cuadrados”, reflexiona la zaragozana Irene Rodrigo. De momento, están presentes físicamente en más de 70 espacios multimarca salpicados por todo el globo, de París a Bruselas y de Montreal a Hong Kong. Las experiencias con las tiendas efímeras también les sirve para comprobar la acogida del público en el formato físico. En una de las pop ups celebradas en el parisino Le Bon Marché, pudieron además comprobar cómo el llamado efecto Letizia impacta más allá de nuestras fronteras: “Aunque había dependientas, nosotras íbamos de vez en cuando porque es súper interesante estar ahí, conocer al público, la clienta de Le Bon Marché suele ser una clienta francesa de toda la vida. Todas las francesas cuando veían los aros Flamenco que había llevado la Reina, sabían que eran los aros de la Reina Letizia”, explican sobre un efecto que se traduce directamente en un incremento destacable de ventas. “Y no es un pico de un día, lo notas durante todo el mes”, añaden. Pero la monarca no es la única cara conocida que ha confiado en Alhaja, la empresaria italiana Chiara Ferragni y la influencer Victoria Montanari son asiduas de sus piezas así como la actriz Mina el Hammani o La Tania, recién ganadora del Goya a Mejor Canción Original por su tema “Los almendros”.En el lado positivo de una firma en pleno crecimiento están las ventas, la visibilidad, el posicionamiento dentro del sector, pero en el otro lado de la balanza surgen nuevas necesidades y obligaciones. Y, a veces, quebraderos de cabeza inesperados, como puede suceder cuando descubres que alguien de la competencia ha plagiado tus diseños: “Nos había pasado antes alguna vez. Hasta ahora, mi marido que es abogado nos había echado una mano, pero es abogado fiscal y ya hemos tenido que contratar a un despacho especializado en patentes y estamos registrando modelos porque hemos tenido disgustos. Hasta ahora lo intentábamos hacer un poco casero pero es un tema muy complejo y de hecho los propios abogados te lo dicen, el tema de marcas y copias te lo tiene que llevar un especialista”, confiesa Irene sobre una problemática que afecta a muchas firmas de menor dimensión.De cara a primavera, Alhaja ha lanzado una colección bautizada Cabo de Gata donde han introducido novedades importantes, apostando por “piezas mucho más grandes, con baño en oro” y escapando de la dualidad dorado-plateado con joyas con “cordones de seda de color. Hemos visto que la gente nos va pidiendo más color”, detallan. Collares amuletos cargados de simbolismo; elementos marinos como la sirena, las caracolas o el coral como guiño recurrente; grandes pendientes con forma de flor de jazmín… el universo Alhaja se expande y demuestra que la joyería está en plena evolución.

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