A menudo se encarece la habilidad de un determinado autor para navegar con soltura entre las aguas de la poesía y las de la narrativa, como si unas fuesen dulces y las otras saladas. Pero, como parece decirnos una y otra vez Xosé Luis Méndez Ferrín, todos los mares son de agua. Y es así como, desde aquella primera “Carta a unha muller futura” de su debut Voce na néboa (1957) hasta la deliciosa epístola, de mujer a hombre, que culmina este Elipsis y otras sombras, lo fundamental en el escritor Ferrín es el fraseo, ese modo inaudito de atacar las líneas del texto para hacerlas respirar rítmicamente, a menudo en períodos largos. Una cualidad que acaso toma de su admirado Otero Pedrayo y que, con muy distinta música de fondo (párrafos en mordente, cortados a cuchillo) fue también explorada por sus coetáneos, los poetas y narradores de la generación beat.Retrato del autor Xosé Luis Méndez Ferrín cuando le fue otorgado el Premio Laxeiro 2018 en reconocimiento a toda una vida dedicada a la literatura gallega. Europa PressLo decisivo, como en la vida, es el aliento; es decir, el modo en que un autor apura o elonga el discurso, guiado por un instinto que, como cualquier decisión formal, deviene político. Y es también esa intensa orientación al tú (“yo que nunca yo había dicho”, como escribiera el propio autor), elemento muy característico y poco notado de Ferrín. Se trata del notable testimonio de una vocación performativa anterior a la consolidación de la performance como trazo distintivo de la poesía gallega contemporánea, y que deja en quien lee la sensación de adherencias afectivas tan poderosas como las de Carlos Oroza o Uxío Novoneyra.Xabier Cordal, “soberano poeta de culto, muy admirado entre sus pares” lo recuerda en el prólogo: el año pasado se cumplían 50 años de la primera edición gallega de este libro de cuentos. En breves y sustanciales páginas, Cordal proporciona claves imprescindibles, junto a los avisos preliminares del autor, para comprender la genealogía política del libro. El primer germen de Elipsis e outras sombras (1974) era el mecanoscrito de un borrador titulado Os corvos, a figueira e a fouce de ouro, que fue blandido como prueba de cargo en el juicio que habría de llevarlo a prisión. “Ningún otro escritor”, escribe Cordal, “sufrió condena por una obra nunca publicada”. Sería tentador esclarecer desde dónde hasta dónde llega la presencia fantasmal de aquel mecanoscrito en esta obra, pero este no es un ejercicio de crítica genética.Interesa más recordar el parecer de J. M. Coetzee sobre la censura, esa “pasión por silenciar” que opera bajo la creencia de estar haciendo un bien a la comunidad. No es de extrañar, pues, que tanto en el primer relato (obra cimera de la literatura gallega sobre la guerra civil) como en los más sujetos al régimen de la alegoría nacional, se incida en la idea de que la familia reproduce un orden social asfixiante.Sin embargo, vida y literatura resisten. Por eso hay una alegría del lenguaje, subyacente a la épica y a la traición. Por eso, entre las sombras, aparece un cuento de un inesperado humorismo. El epílogo literario, previo en esta edición al de Lindsay Semel, admite ser leído como la carta que podría escribirle a Godard una Bovary con más retranca, poseída por el espíritu juguetón de Molly Bloom y el ánimo bailarín de Anna Karina en Bande à part. Ese humorismo cortazariano no contradice, sino que refuerza, la crítica a un consumo de masas que parece prever el discurso de las influencers.Pocos son los autores que anticipan dispositivos de transformación de lo real. Las Redes Escarlata, colectivo que a principios del milenio actuó bajo un nombre tomado de una novela de Ferrín, encarnaron, en su oposición a la cultura del fraguismo, aquello que el escritor un día había soñado, de un modo diferente a cómo lo soñó. A veces el futuro se repite dos veces: una como utopía y otra como esperanza.María Alonso Seisdedos era sin duda la autora llamada a versionar este libro de cuentos. Por su notado fraseo y un uso muy creativo del léxico patrimonial, Ferrín siempre ha tenido fama de intraducible. Alonso prueba que no lo es, y estas Elipsis y otras sombras demuestran lo que el público gallego ya sabía: Ferrín “equivale a toda una literatura”. Sería, pues, deseable una mayor circulación global de su obra completa. Y que este libro de cuentos sea releído en este tiempo oscuro en el que Mangione trae de vuelta a Unabomber, mientras el infinito reel que nos rodea juega a mezclar, impío, postestructuralismo y Mercadona. Larga vida a Ferrín, el guerrillero.Xosé Luis Méndez Ferrín Traducción de María Alonso SeisdedosPrólogo de Xabier Cordal Epílogo de Linsay SemelCuatro Lunas, 2024128 páginas17 euros

‘Elipsis y otras sombras’, de Xosé Luis Méndez Ferrín: los cuentos del guerrillero | Babelia
Shares: