No son pocos los negocios que encontraron en la pandemia el insospechado contexto en el que nacer, pero son escasos los que sobrevivieron y escasísimos los que realmente alcanzaron el éxito. Es el caso de Flabelus, una marca madrileña fundada por Beatriz de los Mozos, que aúna el impecable diseño del calzado atemporal y la resistencia, comodidad y calidad de las técnicas españolas centenarias que se utilizan para fabricar alpargatas.La marca es ahora noticia por haber inaugurado, a principios de abril, su primera fábrica propia en Elche (Alicante). Los orígenes de la industria del calzado en Elche se remontan a la artesanía alpargatera del siglo XIX, cuando los artesanos elaboraban las alpargatas con lonas para los empeines y suela de cuerda. Fue en la década de 1880 cuando la introducción del yute propició el crecimiento del número de talleres alpargateros y la creación de las primeras fábricas. Entonces se produjo una expansión económica en la que el municipio de Elche compagina la actividad agrícola e industrial. Como señalan desde el Ayuntamiento de Elche, que se trata de una ciudad plenamente identificada con la industria del calzado, el 34,5% de los ilicitanos trabaja en la fabricación de este producto, lo que significa un 80% de la ocupación industrial.Interior de la nueva fábrica de Flabelus en Elche.Cortesía de la firmaLa Asociación de Industriales del Calzado de Elche (AICE) no lo duda: Elche es la mayor zona zapatera de España. “Supone el 39% de la producción española de calzado, por un valor que alcanza los 1.069 millones de euros. La industria del calzado da trabajo a cerca de 17.000 personas que prestan sus servicios en unas 900 empresas. En su mayor parte, estos dependen de unas 350 firmas que fabrican y comercializan, y que están presentes en las más importantes ferias de calzado del mundo”, explican. “La mayor parte de la producción de calzado de Elche va destinada a la exportación, con un valor anual de 768 millones de euros, lo que representa el 40% de las exportaciones españolas de zapatos”, indican.Proceso de fabricación de Flabelus.Cortesía de la firmaEl Secretario general de la Federación de Industrias del Calzado Español (FICE), Salvador Gómez, explica a S Moda que desde hace años existe una tendencia de relocalización de las cadenas de producción de calzado en el territorio español. “El encarecimiento de los costes productivos aceleraron esta tendencia, que sufrió un impulso tras la crisis del COVID. Sin embargo, la industria sigue pensando en clave global y las grandes empresas mantienen la multilocalización dentro de su estrategia de producción”, asegura. “El sector del calzado español produjo 72,7 millones de unidades en 2023, lo que supone una reducción del 12,3% respecto a los 82,9 millones de pares, producidos en 2022. Sin embargo, el valor de la producción aumentó un 13,4% respecto a 2022, superando los 2.000 millones de euros. Esta cifra representa el segundo mejor registro de la década. El valor medio de la producción se incrementó considerablemente en relación con los ejercicios anteriores, situándose en 28,63 euros por par en 2023″, comenta.Exportaciones y la problemática arancelariaEstados Unidos es el primer destino extracomunitario de las exportaciones de calzado español, alcanzando en 2024 las exportaciones hacia EEUU un valor de 211,3 millones de euros y 4 millones de pares. Por eso la Federación de Industrias del Calzado Español ha alertado sobre el impacto económico y laboral que tendrá la subida de aranceles –ahora en tregua– por parte de Estados Unidos en el calzado españo, motivos por los que organizó un webinario sobre el incremento arancelario. “Este incremento arancelario es un tiro en la línea de flotación de las ventas internacionales de las empresas y en la economía de las zonas productoras de calzado de España, pero además pone en riesgo el sostenimiento y creación de empleo en la industria en el corto plazo”, advierte Salvador Gómez, que ha dicho que el impacto económico que va a provocar esta nueva barrera comercial puede ser “incluso mayor a las cifras de exportación que conocemos, ya que tenemos constatado que desde España se produce una importante cantidad de pares para otros países de la Unión Europea que luego son comercializados a EE UU desde estos países”.Precisamente Flabelus se encuentra inmersa en una labor de internacionalización en la que tendrá un importante papel Domingo Barrachina, director de expansión de la marca desde febrero de 2025 y que ocupó el mismo puesto en Hoff. “Apostamos por la globalización, porque esta ha de ser una marca global presente en el mundo y por eso, necesitamos perfiles expertos en este tipo de campo. Barrachina viene para echarnos un cable. Ese apartado me encanta pero no puedo dirigirlo de manera personal; estaba ralentizando el proceso. Tenía que tener un equipo directivo para monitorizar desde lejos y creo que esta ha sido la decisión correcta”, asegura Beatriz de los Mozos. Entre las fans de la marca, que el año pasado elevó sus ventas hasta 15,9 millones de euros, con 700 puntos de venta, se encuentran Tatiana Santo Domingo y Beatrice Borromeo.Algunos de los modelos de la firma.Cortesía de la firmaConsciente del éxito de la firma, de los Mozos quiere mandar un mensaje positivo a las pequeñas marcas españolas: “se puede”. Sus palabras son especialmente importantes porque como detalla Salvador Gómez, existe un problema de relevo generacional en el sector. “Tenemos que ser capaces de atraer talento al sector para garantizar su continuidad. Para ello, es importante que acerquemos la realidad del calzado a las nuevas generaciones y hacer ver ante los jóvenes que esta industria es atractiva para desarrollar su carrera profesional”, comenta. Hablamos con Beatriz de los Mozos acerca del porqué de la apuesta por Elche y de los planes de expansión de la firma.Beatriz de los Mozos.Cortesía de la firmaCuando le pidió un cambio al creador de sus venecianas preferidas, su respuesta no fue especialmente agradable. “No puedes pedir al jamón de Jabugo que sea chóped”. ¿Se ha vuelto a encontrar con él ahora que “el chóped” ha superado al jamón de Jabugo?Nos encontramos en una feria. Había vendido su empresa a un grupo grande y al vernos, me dijo que jamás pensó que la historia fuera tan exitosa y que hubiera llegado a ser bastante más grande que él. Se lo tomó con humor y ahora se dedica, con su mujer, a producir telas de manera sostenible.Creó su zapato soñado. ¿Qué cree que faltaba por aquel entonces en la industria del calzado?Básicamente había un hueco enorme entre el zapato clásico de tapa dura de piel y materiales menos cómodos y la sneaker. Había un hueco entre ellos que abarcaba un espectro enorme. Está la mujer que se ha bajado del tacón para ponerse sneakers pero a la que no siempre le funcionan las deportivas y la clásica que ya no va tan cómoda con sus zapatos de tapa dura. Lo que ha cambiado con el COVID es el regreso a la comodidad y que nos importe menos el qué dirán por no ir de punta en blanco. De esta forma, han entrado otras gamas de zapatos.¿Por qué ha apostado por Elche?Quería seguir escalando la producción con los mismos valores que hasta ahora. Había que seguir la producción y aumentarla. Sin querer, llegó un punto de inflexión en el que tenía que decidir irnos fuera y montar una estructura o mantenernos aquí fieles a nuestros valores: apostar por el made in Spain, por el handmade, por la sostenibilidad, por recurrir a poca maquinaria… Decidí lo segundo para escalar de manera sana y mantener esta producción tan artesanal. Tenemos que producir un millón de zapatos este año. El imposible me encanta y dije: voy a demostrar que se puede. Me senté con el fabricante y vi que había que hacer inversiones que no todo el mundo quiere hacer. La gente cree que crecer supone emplear ese extra logrado en el crecimiento, pero al llegar a determinados volúmenes, casi nadie te sigue. Se necesita una planificación, una estructura y un estudio muy elaborados para ver cómo seguir creciendo y que el ritmo no pare. Me di cuenta de que aunque quisiera aumentar la producción, los fabricantes no estaban dispuestos a poner el dinero, porque prefieren invertirlo en ellos mismos. Por eso, la monté yo. Me puse en plan “abogada de fábrica” a buscar financiación y a estudiar el proceso. Nunca lo había hecho y mi conclusión es que se puede. No ha sido fácil, sobre todo lograr la financiación, pero finalmente todo sale con ganas y con energía . Es cuestión de confiar y si no sale, no era por ahí. Viéndolo así y con la paz mental de ver que hice todo lo que pude, me doy cuenta de que salió. Ahora miro hacia atrás y digo: ¡Qué barbaridad, ya hemos abierto!‘. Me encanta porque puedo crear trabajo en España, ver de cerca el proceso, innovar y hacer lo que quiero a nivel educación e involucrarme en el sector. Que las cosedoras hagan cursos para aprender a coser de una manera determinada, porque tenemos que producir a nivel industrial y quien esté ahí, pasa de hacer de dos zapatos a artesano a un millón.Para la marca, los materiales son clave.El know how que me ha aportado mi fabricante y los artesanos es brutal. Me encanta ver que los que me rodean también sueñan, empiezan a aportar y proponen cosas. Es increíble ver cómo en un principio nadie soñaba con nada y ahora, todos aportan.De hecho hay gente con problemas de piel que por fin puede calzarse sin dolor gracias a la firma.La parte sostenible es tan importante que sin darte cuenta, tomas decisiones que se deben a tus valores pero que tienen más beneficios de los que pensabas. Los materiales que empleamos tienen una serie de virtudes. Son 100 % orgánicos, están teñidos de manera natural, han sido producidos con la menor cantidad de agua posible y con materiales 100% algodón para que se puedan manchar y lavar. Usamos bambú porque es un material que tiene grandes cualidades a nivel transpiración, por el contacto con la piel, su flexibilidad… Son cosas que haces porque quieres que los zapatos tengan ciertas cualidades y que se respeten ciertos valores de sostenibilidad y te das cuenta de los beneficios que se logran. Una niña que tenía casi el 90% del pie quemado y que no se podía calzar vino a la tienda “por curiosidad”. Nos explicó después que le hacía ilusión ver cómo le sentaban los zapatos, aunque creyera que no se los podría comprar porque hasta entonces, solo había podido llevar los que le recomendaba el médico. Se llevó tres o cuatro pares y nos envió un email precioso al descubrir que de repente, se puso un zapato y le funcionó. Decía que le habíamos salvado la vida. Por cuidar ciertos detalles te das cuenta de que esos detallitos sirven mucho más de lo que pensabas.Como emprendedora, ¿cree haberse topado con más baches por ser mujer?Siempre hay baches y sigue habiéndolos, pero no pasa nada. Mi generación lo tiene más fácil. He tenido encuentros con mujeres de 50 y 60 años que me han contado cada historia… Por eso creo que lo hemos tenido más fácil respecto a las situaciones con las que nos encontramos y pese a ello, seguimos encontrándonos con según qué cosas. Como mujer, del mismo modo que muchos hombres te cierran puertas, otros te las abren por ser mujer y eso es precioso. Hay muchos que se vuelcan en apoyar a mujeres porque quieren cerrar el gap. Veo ambas cosas, no solo lo malo. He visto cosas feas pero también positivas. Es algo que da ánimos a quienes vienen desganadas. Cuando me encuentro con mujeres mayores que emprendieron, me agradecen que les cuente mi experiencia porque ven que mereció la pena lo que sufrieron. La lucha de muchas está ayudando a las que venimos. Su cansancio ha merecido la pena. El mundo del zapato es aún de los hombres y te sigues encontrando unas cosas… Pero muchos, tras verte, cambian el chip.¿Cómo llegaron sus zapatos a iconos del boho-chic aristócrata como Beatrice Borromeo y Tatiana Santo Domingo?Porque les han gustado. Tengo suerte, porque mis principales clientes son de ese estilo. Mi público objetivo es ese y a ellas les gustó la marca y por eso, la compran. Eso me da fuerzas porque me ayuda a extender la marca sin tener que invertir. Yo creo que todo fue a raíz de unas fotos que Santo Domingo hizo en España para una revista que nos pidió unos zapatos para la sesión. Les dijimos que si quería quedárselos, podía, y como nos los enviaron de vuelta, pensamos que no les habían gustado. Resulta que se los compró. Ahí te das cuenta de lo seria que es con su trabajo.Con la apertura en Elche, quieren inspirar a muchas más marcas españolas para entre todas recuperar la estructura empresarial nacional de producción. ¿Por qué es algo tan vital?Exacto. Uno de mis objetivos es acudir a España porque como los casos de éxito son muchas veces tan lejanos, como los de Inditex, Scalpers o Bimba y Lola, parecen inaccesibles. España está llena de marcas pequeñas y parece que no podrán llegar a su volumen ni a su ritmo. Me apetece que vean que se puede. La clave está en arremangarse y salir de España, coger la maleta y presentar fuera la marca.Tienen tacones y una de sus máximas es la comodidad pero, ¿acaso no es un oxímoron hablar de tacones cómodos?El tacón siempre será un tacón. En nuestro caso intentamos centrarnos en puntos importantes, como que tengan plataforma interior para que la planta del pie vaya más cómoda y que el tacón sea gordo para que sea lo más cómodo posible al andar. Yo confieso que aguanto dos horas en tacones, pero ayer estuve desde la una del mediodía a la una de la mañana con ellos y no me los quité.Produjeron 600.000 pares anuales. ¿Cuáles son los objetivos del año?La aspiración es un millón. Tenemos un volumen grande y la perspectiva de aperturas grandes, por lo que necesitamos producción suficiente. Tenemos que tener stock para comenzar el año.

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