‘El Loco’ era uno de los alias con el que fue bautizado el otrora cerebro del Cartel de Medellín, el colombo-alemán Carlos Enrique Lehder Rivas. Su nombre figura en uno de los tramos más sangrientos de la historia del país, hasta que fue relegado y -según las versiones que rondan su captura- traicionado por sus mismos socios. Sus excentricidades y exhibicionismo fueron sus verdugos.Lehder fue el primer gran capo en ser extraditado, en un momento en el que la reglamentación de este mecanismo le costó a Colombia cientos de víctimas.El excapo del ‘Cartel de Medellín’, Carlos Lehder, tras su llegada a Colombia. Foto:Foto tomada de: @MigracionColEl 4 de febrero de 1987 llegó al país del Norte donde fue sentenciado a cadena perpetua (137 años). Sin embargo, logró negociar con la justicia estadounidense, principalmente para testificar en contra del dictador panameño Manuel Antonio Noriega, y rebajó la pena a tres décadas. El 15 de junio de 2020 recobró su libertad y fue expulsado de territorio norteamericano.Desde ese año está viviendo en Alemania, el país de su padre, un antiguo espía nazi. Sin embargo, le había pedido al expresidente Juan Manuel Santos que le ayudara a ser repatriado. Según una carta que envió a la Casa de Nariño, “quería morir en Colombia”. En esta misiva, así como en su libro Vida y muerte del cartel de Medellín, plasmó los descargos sobre su historial delictivo, el mismo que lo catapultó, junto a Pablo Escobar y Gonzalo Rodríguez Gacha, alias ‘El Mexicano’, como uno de los ‘amos y señores’ de la cocaína en Colombia.Antes de permanecer casi la mitad de su vida en una cárcel con máximas medidas de seguridad, aislado, sin visitas y sin llamadas durante la mayor parte de la condena, Lehder ya había estado tras las rejas, custodiado por alguaciles gringos.Su trayectoria delictiva comenzó en ese país, donde purgó una pena por comercializar carros robados, un negocio criminal que describe a la perfección en su autobiografía. Luego pasó al narcotráfico, primero con la marihuana, aprovechando la bonanza marimbera de los años 70’s, y al poco tiempo con la coca.Carlos Lehder llegó a Colombia. Foto:Archivo ParticularFue él quien abrió las rutas desde Bolivia (a donde viajaba por tierra) y Colombia, haciendo escala en Centroamérica e incluso Canadá, hasta ‘coronar’ en el mercado estadounidense, donde un kilo de cocaína se pagaba en miles de dólares, que luego multiplicaba al convertir en pesos.”La razón por la cual continué sumergiéndome en el narcotráfico fue, mayormente, una amalgama de situaciones y una falta de moral en mi corazón. No tenía la fuerza de voluntad que tenían la mayoría de colombianos de salir a trabajar honestamente todos los días. Sí, fui un bandido”, dijo durante un entrevista con W Radio.De acuerdo con los expedientes, el excapo fue quien armó la flota de avionetas que transportaban cocaína desde Colombia y que puso al servicio de sus socios del Cartel de Medellín: los hermanos Ochoa Vásquez, Pablo Escobar y ‘el Mexicano’. Precisamente, hace dos meses llegó a Colombia en un vuelo de deportados Fabio Ochoa, tras cumplir su condena en Estados Unidos.Con las millonarias rentas que recibía, en el año 78 compró una isla en las Bahamas, Cayo Norman, que adecuó como lugar de paso de los narcovuelos.Lehder era un ‘bicho raro’ en el Cartel de Medellín. Hablaba tres idiomas y había endosado su accionar criminal con una justificación política nacionalista, en contra del Gobierno estadounidense, país al que llenaba de droga. Sus excentricidades, incluido el supuesto consumo desmesurado de la cocaína que traficaba, lo hicieron visible para las autoridades y lo alejaron de sus socios. Entre las hipótesis sobre su captura, se menciona una posible traición de Pablo Escobar, quien habría terminado delatándolo para no caer por cuenta de su exhibicionismo.Una de las extravagancias fue haberse ofrecido para pagar la deuda externa de Colombia a cambio de tumbar la extradición. Lehder, excapo del Cartel de Medellín, aterrizó en Bogotá Foto:Tras su llegada al país, Lehder fue detenido por una condena vigente, de 24 años, por porte ilegal de armas y uso de prendas exclusivas de la Fuerza Pública. Actualmente se encuentra en poder de la Dijin, mientras el juez de ejecución de penas verifica la sentencia.Sara Valentina Quevedo DelgadoRedacción Justicia

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