La captura de Emanuele Gregorini, alias Dollarino, lograda la semana pasada en Cartagena, tras meses de seguimiento, es solo una pieza dentro de un poderoso engranaje que conecta a Colombia con el crimen organizado en Europa, especialmente con la mafia italiana.La caída de este cabecilla del ‘Sistema Mafioso Lombardo’ (integrado por las mafias Camorra, Cosa Nostra y ‘Ndrangheta) reveló cómo criminales italianos han logrado, en los últimos años, establecerse en el país con un nivel de sofisticación que dificulta su detección.EL TIEMPO accedió a información de inteligencia de la Policía Nacional que pone de presente cómo los “narcotraficantes invisibles” de la mafia italiana manejan el negocio del narcotráfico desde las sombras en Colombia.Una misión claraAlias Dollarino, enviado a la región por la poderosa ‘santa alianza’, llegó a Suramérica con la misión de reorganizar las operaciones de su red. Aunque este sistema mafioso no es nuevo en el país, los agentes de inteligencia han detectado un crecimiento significativo de estos grupos en el territorio colombiano.Emanuele Gregorini, alias Dollarino. Foto:Archivo particularLo anterior quedó evidenciado con las capturas en octubre de 2024 de Gustavo Nogueira y la de Luigi Belvedere, ambos vinculados a las mafias de Nápoles y Caserta.Pero la presencia de estos capos es solo la punta del iceberg. “La mafia ‘Ndrangheta, considerada una de las organizaciones criminales más poderosas del mundo, ha expandido su influencia en más de 40 países, incluyendo Colombia. Su modelo de operación se basa en el envío de emisarios que establecen redes en diferentes regiones”, dijo un investigador en exclusiva a EL TIEMPO.Precisamente, ‘Dollarino’ era uno de esos emisarios, debido a que su labor consistía en reconstruir las rutas afectadas por las capturas de Nogueira y Belvedere, además de consolidar nuevos canales de distribución de cocaína hacia Europa y regiones claves de Italia como Lombardía y Sicilia.Emanuele Gregorini, alias Dollarino. Foto:policia nacional“Este hombre estuvo en Panamá, Costa Rica, República Dominicana, Brasil y Colombia. En todos estos países estableció redes claves para permitir la llegada de la droga a Europa”, reveló el investigador.Una fuerte alianzaPara delinquir con éxito, las mafias italianas han llagado con la tarea de establecer fuertes vínculos con socios locales. En Colombia, por ejemplo, han logrado establecer vínculos con el ‘clan del Golfo’ y ‘los Costeños’, dos de las estructuras criminales más activas en la costa Caribe, pero también se han identificado movimientos en el Valle del Cauca, Urabá y la Sierra Nevada de Santa Marta, donde han buscado contactos con grupos locales para asegurar el suministro de droga.“La relación es funcional para ambas partes. Mientras las mafias italianas garantizan el flujo de droga hacia Europa, los grupos locales se benefician de la experiencia, logística y los recursos financieros de los europeos”, dijo una fuente.La captura del italiano se produjo en Cartagena. Foto:iStockLas investigaciones han demostrado que el modelo de subcontratación “es clave en esta estrategia”, y quedó evidenciado con ‘Dollarino’ en Cartagena y Barranquilla, donde este hombre tenía contratado el servicio de seguridad y de transporte. “Estas son pequeñas redes con la que los narcos de este tipo van logrando hacer los vínculos con las organizaciones locales”, señaló un investigador.Por otro lado, las labores de seguimiento de los agentes de inteligencia determinaron que el tráfico de cocaína ya no se limita a rutas tradicionales.“La mafia italiana ha perfeccionado técnicas para mover la droga sin levantar sospechas. Uno de los métodos más utilizados es el ocultamiento en contenedores térmicos. Esta modalidad dificulta su detección, pues abrir estos contenedores podría dañar la mercancía y generar pérdidas para las empresas exportadoras”, manifestó a este diario una fuente judicial ligada a la investigación.Emanuele Gregorini, alias Dollarino. Foto:policía nacionalPero otra estrategia detectada consiste en la clonación de precintos de seguridad mediante impresoras 3D. Esto les permite manipular los envíos sin dejar rastros visibles de alteración. “Al romper el precinto de seguridad para contaminar los contenedores, la mafia imprime de nuevo la banda de seguridad y la coloca tan como estaba, esto le da cierta seguridad de que las autoridades no sospechen de que el contenedor ha sido manipulado”.Sin levantar sospechasLos mafiosos italianos, según las indagaciones, han aprendido a mimetizarse en el país. ‘Dollarino’, por ejemplo, utilizaba una estrategia de bajo perfil. No tenía propiedades a su nombre, no poseía vehículos y cambiaba constantemente de residencia. De hecho, su presencia en el país se dio como un turista que llegó a veranear en Cartagena, Barranquilla y Santa Marta.Emanuele Gregorini, alias Dollarino. Foto:Archivo particularAunque sí se ocultó en lujosos sectores de Cartagena, utilizando como táctica el alquiler de apartamentos por valores superiores a los 10 millones de pesos, complicando así la labor de las autoridades que le seguían su rastro desde Italia. Asimismo, aprovechando la clandestinidad de la noche había establecido un estilo de vida nocturno el cual se caracterizaba por frecuentar prestigiosos clubes, en los que se reunía con colaboradores e informantes para mantenerse actualizado del movimiento de las autoridades.“Se establecía en zonas exclusivas de Cartagena, Santa Marta y Barranquilla, eligiendo inmuebles con criterios específicos: proximidad a centros comerciales y establecimientos de comercio que le permitieran satisfacer sus necesidades sin realizar desplazamientos extensos o notorios. Con ello, reducía al mínimo la posibilidad de ser detectado por las autoridades”, resaltó un investigador.Incluso, las autoridades registran que se movió a Barranquilla durante los días previos al Carnaval, para poder camuflarse con la cantidad de turistas extranjeros que llegaron a esa zona del país a finales de febrero y principio de marzo.Emanuele Gregorini, alias Dollarino, se movía por Cartagena y Barranquilla. Foto:Archivo particularSu metodología de movimiento era estricta y calculada, cada 10 a 15 días, para cambiar de ubicación entre estas ciudades, evitando generar rutinas fijas que facilitaran su rastreo. “Nunca utilizaba el mismo punto de entrada o salida y seleccionaba cuidadosamente sus rutas de traslado, priorizando el transporte público o vehículos alquilados en efectivo para minimizar cualquier rastro digital”.Golpe en alianzaLas pistas de esta mafia en Colombia ha sido posible con el apoyo de agencias de inteligencia europeas. Para el caso de ‘Dollarino’ fue clave la colaboración con Interpol Cooperation Against ‘Ndrangheta (Ican), además de los Carabinieri de Milán y las autoridades de Reino Unido.“Esta colaboración es estratégica, Reino Unido, por ejemplo, tiene un alto interés en combatir estas redes, ya que parte de la droga traficada tiene como destino su territorio. Además, se ha evidenciado que las ganancias de estos negocios ilícitos terminan en cuentas bancarias en Londres y otras ciudades europeas”, reveló uno de los investigadores.En Londres se han encontrado rastros de dineros ilícitos. Foto:Cortesía: London EyeLa captura de Emanuele Gregorin supone el primer gran golpe de la alianza entre la Policía de Colombia y el Ican. Este fue uno de los blancos priorizados por el director de la Policía, Carlos Fernando Triana.“La captura de ‘Dollarino’ es un golpe estructural al crimen organizado transnacional, resultado de la fluida cooperación entre la Policía Nacional de Colombia y autoridades del Reino Unido e Italia”, dijo el oficial.El general Carlos Triana, director de la Policía. Foto:PresidenciaLa reciente captura del narco italiano marcó un quiebre en la mafia internacional. Pero en los pasillos oscuros del crimen organizado, otros ya planean ocupar su lugar. “Al país ya llegaron varios familiares de Gregorini con el pretexto de acompañarlo tras su detención, pero en realidad vinieron para cuidar todo lo que él había logrado levantar durante su estadía en Colombia”, aseguró la fuente.Jesús Blanquicet – Justicia – @JusticiaET – justicia@eltiempo.com

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